En el patio de su casa que colinda con el río, mirando al horizonte, así pasa los días Karen Maldonado, la madre del pequeño Alít Sánchez, desaparecido el pasado 28 de octubre en el corregimiento de Minca.
Con la ropa de su hijo recién planchada, dobladita sobre una mecedora que sirve de armario en el pequeño cuarto de la casa de dos habitaciones donde hace seis meses irradiaba la alegría y las sonrisas de lo que quizás era todo en su vida, hoy solo hay silencio triste, que se confunde con el sonido de la naturaleza.
Sin saber nada de su hijo, sólo lo que su dolor de madre de indica y lo que sus sueños le ralatan, que su hijo vive, Karen pasa los días bajo las cuatro paredes pintadas de azul, dibujando en su mente el día en que pueda volver a abrazar a su “pelaito”, al hijo “de mi alma”, con el que en fantasías al dormir habla, acaricia y pide que regrese pronto.
Han pasado seis meses sin saber nada de su hijo, esperando que la puerta de su humilde vivienda sea tocada por las autoridades diciendo que encontraron a Alít, se la pasa esperando en el patio, mirando hacia el río, convencida que la versión que indica que se fue por el río, es falsa y sin fundamentos.
Son 188 días, equivalentes a seis meses y una semana sin saber de su pequeño, un total de 4.512 horas sin abrazarlos, darle de comer, bañarlo, cambiarlo, lo mismo que ese 28 de octubre se disponía a hacer, cuando lo dejo en la sala y fue al cuarto a buscar ropa, pero en un abrir y cerrar de ojos, no supo dada de él.
Los domingos son los días más duros, en total han pasado 27 en estos seis meses, “son los días más duros, cuando estoy lavando la ropa y recuerdo y pienso y pienso lo que pasó”.
Junto a su esposo Alít Darío Sánchez, tratan de realizar sus actividades y retomar su vida en medio del dolor y la larga espera, pero con la convicción que su hijo regresará pronto a su hogar.
“Yo sólo le pido a las autoridades que sigan buscándolo, yo sé que mi hijo está con vida y a las personas que lo tienen, sólo les pido que me lo devuelvan, pero que lo cuiden, lo consientan”, dijo la madre de Alít.
LA CASA ES UN TEMPLO DE DOLOR
Dos habitaciones un patio grande que colinda con el imponente río Minca, cuatro paredes pintadas de azul cielo, un hogar humilde pero amoroso, así es el entorno que define la casa de los Sánchez, la casa del pequeño Alít.
Los ojos rojos por el llanto, un pañuelo azul como la pared de la casa, vestida de ropa de aseo con una blusa marrón, un pantalón corto azul de flores, descalza porque acaba de trapear el piso rustico que había barrido unas horas antes de recibir la visita de los medios; así es el diario vivir de Karen, la única que quizás está convencida que su hijo regresará.
LAS AUTORIDADES SIGUEN LA INVESTIGACIÓN
A pesar que no se han dado más señales del paradero de los menores, las autoridades siguen con las investigaciones para conocer qué pasó con Alít Sánchez y Albertico Cardona (niño desaparecido en Tigrera).
Desde ese entonces se desplegaron diferentes operaciones de búsqueda, las cuales fueron suspendidas y no se supo más acerca del paradero del menor.
Sin embargo el paradero de los menores sigue siendo un misterio y hasta ahora no hay nada nuevo relacionado con el tema.
EN MINCA HAY UN SILENCIO COMPLETO
A pesar que todos en el corregimiento de Minca, así como en Santa Marta y gran parte del país, han mostrado su indignación sobre el hecho, los habitantes sobre el tema muy poco hablan y prefiieren guardar silencio.
En las calles angostas del corregimiento de Minca, nadie se atreve a sacar conclusiones, muchos prefieren mirar al cielo y pedirle a Dios que regresen tanto Alít como Albertico a sus hogares.
“La verdad es un misterio que nos tiene consternados a todos, aquí no se sabe nada de lo que pudo pasar con los niños”, señaló Víctor Riátiga, vecino del sector.