Tras el asesinato de un ciudadano venezolano en el sector de El Rodadero, quien protagonizó una riña contra otro sujeto al parecer vendedor informal, nace la hipótesis de posibles líneas invisibles por el espacio público entre comerciantes.
La situación de informalidad en Santa Marta indudablemente se ha acelerado, según cuentas de los directivos de las promotoras y las mismas autoridades, a causa de la migración de ciudadanos venezolanos; pero lo peor es que se ha empezado una lucha por el territorio con los connacionales.
Según testigos del hecho registrado el lunes en la noche en El Rodadero, la riña en la que perdió la vida Isaías Ruiz, un ciudadano venezolano que se dedicaba a venta de tours, se debió a la disputa de espacio público.
Nada más en los últimos meses se han registrado varias riñas, peleas entre vendedores de dulces, personas que limpian vidrios de los carros y otros, en diferentes sectores a causa de la permanencia en una esquina, en un semáforo o bajo la sombra de un árbol.
El Rodadero, el sector turístico de mayor importancia en Santa Marta, de mayor concurrencia y con mayores oportunidades para la venta informal, ante la falta de políticas efectivas, es la zona de mayor preferencia entre vendedores.
Sin embargo, lo que parece una oscura lucha que ya habría cobrado presuntamente una vida, es reconocida por vendedores y algunos de los que “se rebuscan” en el sector.
Mario, un vendedor de la zona, asegura que ya hay varios bandos, los samarios, los que son del interior del país y los venezolanos, que estarían en una especie de competencia por el espacio público.
Las autoridades no se han manifestado sobre el tema, pero desde ahora, algunos actores advierten lo que puede pasar: “Nosotros acá vemos como hay competencia y fronteras desde para vender un dulce, hasta para la venta de licor, drogas y hasta un simple tour. Aquí nadie va a decir nada, pero las autoridades deben investigar”.
En las zonas cercanas a Pizza Loca, en el Camellón donde ha emprendido la lucha la autoridad; en la carrera 2 entre calles 7 y 8; cerca al Parque de las Iguanas y en muchos otros sectores de El Rodadero, “hay líneas que unos no pueden pasar”, dijo el vendedor.