La fumata negra comenzó a ser visible alrededor de las 2:00 p. m., hora de Colombia, poco más de tres horas después de que se cerraran las puertas de la Capilla Sixtina y diera inicio formal el Cónclave.
La expectativa mundial por conocer al nuevo líder de la Iglesia Católica deberá esperar. En la tarde de este miércoles 7 de mayo, la chimenea de la Capilla Sixtina emitió la señal inequívoca de que la primera votación de los cardenales electores no arrojó un resultado definitivo: humo negro se elevó sobre el Vaticano, indicando que ninguno de los candidatos logró alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para convertirse en el nuevo Sumo Pontífice.
La fumata negra comenzó a ser visible alrededor de las 2:00 p. m., hora de Colombia, poco más de tres horas después de que se cerraran las puertas de la Capilla Sixtina y diera inicio formal el Cónclave.
Este lapso generó una creciente ansiedad entre las más de 30.000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro, quienes aguardaban con fervor la primera señal del proceso eleccionario.
El protocolo del Cónclave establece hasta dos votaciones por la mañana y dos por la tarde. Si en las primeras de cada turno no se alcanza un acuerdo sobre un nombre, las fumatas se producirán previsiblemente alrededor de las 5:00 a.m. y 12:00 p.m. hora de Colombia. La aparición de humo antes de estos horarios indicaría una elección sorpresiva por consenso.
Juramento solemne de los cardenales
Antes de dar inicio a las votaciones, los cardenales prestaron juramento solemne ante los Evangelios, comprometiéndose a mantener el más estricto secreto sobre todo lo concerniente al escrutinio y las deliberaciones dentro del Cónclave.
La Plaza de San Pedro se convirtió en un hervidero de fieles y curiosos, con todas las miradas fijas en la chimenea de la Capilla Sixtina. Incluso una gaviota, posada en el tejado durante gran parte de la tarde, pareció sumarse a la expectación como un espectador inusual de este trascendental evento para la Iglesia Católica.
La fumata negra marca el inicio de un proceso que podría extenderse por varios días, manteniendo al mundo en vilo hasta que el humo blanco anuncie la elección del sucesor del papa Francisco.
