Las restricciones de la pandemia dio lugar a que las personas descubrieran lo apasionante que resulta recorrer los parajes y trochas de la ciudad naturalmente mágica.
Nunca antes tantas personas en Santa Marta habían madrugado con la motivación de hacer deporte, y mucho menos desplazarse muchos kilómetros para llegar a destinos hasta ahora desconocidos.
En la mente de los samarios, la capital del Magdalena era de por sí mágica por sus playas y atardeceres, pero lo que no sabían es que todavía faltaba mucho por descubrir y disfrutar.
De eso no ha quedado la menor duda en estos tiempos de pandemia, en la que jóvenes y adultos decidieron salir de la monotonía que generó un virus inesperado, y vivir una aventura que marcaría sus vidas.
Cada día decenas de ciclistas salen de sus casas con metas, retos y con gran expectativa por saber que encontrarán oculto entre las montañas de la mágica Santa Marta, una tierra bendecida por la naturaleza que esconde en sus entrañas sitios inimaginables.
En medio del cambio mundial por cuenta del Covid-19 andar en bicicleta se convirtió en el deporte predilecto de mucho. Cristina López es una de ella, recuerda que cuando niña pedalear era una de sus actividades preferidas pero el pasar de los años y la rutina de la vida este ejercicio quedó rezagado.
La llegada de la cuarenta obligó a esta mujer nacida en el sur del Magdalena a retomar esta pasión inicialmente por salud, pero poco después con la motivación de deleitarse con paisajes, amaneceres, ríos y playas.
Fue entonces cuando junto a su pareja decidió al mejor estilo de Carlos Vives y Shakira ‘andar en bicicleta’ y explorar Santa Marta a bordo del vehículo de dos ruedas.
Las rutas de este equipo de ciclistas las organizan cada día teniendo en cuenta la distancia y seguridad. “Las rodadas comienzan a las 5:00 de la mañana, salimos muy felices a ver qué nuevo lugar mágico vamos a contemplar”.
En estas aventuras Cristina ha conocido sitios que jamás pensó recorrer, sin necesidad de salir de su ciudad.
“Yo sabía que Santa Marta tenía lugares muy lindos, pero nunca pensé que tantos. Hay unos que parecen de película, por ejemplo, Cascada Silvestre, Cascada del Indio, Río Escondido, Pozo del Amor, Sierra Limón y Tres Cascadas; son lugares encantados”, expresó.
Para esta joven mujer el cansancio no existe cuando va en su bicicleta. Aunque el dolor se agudice en sus piernas y espaldas después de dos horas de recorrido, sabe que al final hallará la recompensa y eso hace que supere sus propias fuerzas para alcanzar la meta, en la que se encontrará con lo “naturalmente mágico de la ciudad dos veces Santa”.
“No ha sido fácil, hay rutas bastante exigentes, pero saber que llegarás a un sitio donde podrás tener un encuentro único con la naturaleza vale la pena”, dijo con emoción.
Recomendaciones
El ciclismo como todos los deportes tiene sus riesgos, cada ruta es una aventura cargada de adrenalina en la que el equipo sale a conquistar aventuras en que incluyen varadas, caídas y hasta riesgo de seguridad, es por eso que los grupos siempre deben ir juntos y con todo lo necesario para enfrentar las situaciones que se puedan presentar”.
Agregó, “antes de cada salida le oramos a Dios y pedimos protección, no todo ha sido perfecto ya sabemos lo que es despinchar a más de 5 bicicletas, tres compañeros han tenido caídas que por fortuna han sido solo raspones y risas”.
Entre las recomendaciones que hace se encuentran: “llevar un kit de desvaré, botiquín, agua, luces, dulces o frutas, guardar la línea blanca y ante todo ir siempre unidos, no dejar a los compañeros que tienen una menor resistencia, pues la inseguridad está por todos lados, además si sucede algo el grupo se da cuenta y pude auxiliar”.
Tal y como se le conoce Santa Marta es una ‘La Perla’ encantada, que se puede explorar a bordo de un vehículo de dos ruedas.