En medio de la pandemia la preocupación de en los hogares por solucionar la comida se ha convertido en el desafío más grande para los samarios, los cuales han visto como arma guerra al guineo verde.
En diferentes sectores, estratos, cocinas y en cada calle, existen samarios que tradicionalmente ven el guineo verde como un manjar en cada una de sus especialidades.
Hoy el símbolo de los cultivos del departamento, es la espada con la que muchos guerreros de la vida, solucionan esa pelea diaria contra el hambre y el desespero por el aislamiento que les impide llevar el sustento a casa.
LOS SAMARIOS SOLUCIONAN
Tajadas de cualquier tamaño, patacón, en guiso o en cayeye, son tantas las especialidades con las que samarios como Gaspar Salas solucionan los tres platos del día, luego que desde hace meses no pudiera salir a trabajar como vendedor de juegos de azar.
Gaspar asegura que hoy en día se rebusca haciendo mandados a sus vecinos, instalando las mangueras para el uso de las moto bombas cuando no hay agua en las casas de sus vecinos en Alfonso López y con eso “me llevo para la casa que los 10 que los 15 mil pesos”.
“Uno con 2 mil pesos compra hasta 25 guineos verdes, y ahí se soluciona para las tres cucharas”, dijo.
Desde las tajadas en el desayuno con queso o huevo, el cayeye y patacones en el almuerzo con el arroz, frijoles y lentejas, “solucionan el tema del hambre para cualquiera.
Es que en casa de los Salas hay que alimentar a su esposa Yuri Tatiana y a sus hijos Katiuska, Carlos Julio y Milton Eduardo.
LA LIGA DE LOS VENDEDORES
En diferentes barrios, en las calles, las esquinas y con nombre propio en la calle 30, los samarios acostumbran a adquirir buenas manos de guineo y económicas para pasar con la fuerza que da la fruta, la pandemia del Covid-19.
En las calles Oscar Iván, con su carretilla se pasea de barrio en barrio simplemente con un tapabocas y un megáfono, buenas bolsas plásticas para entregar el producto y con un rosario en el pecho que toca para rogar a Dios que la Policía lo deje vender sus “guineitos para llevar la liga a la casa”.
20 y hasta 25 guineos en 2000 pesos, cualquiera pensaría que con una oferta así el producto se iría volando, pero según Óscar, “la cosa está dura, ya la gente es pobre de 2000 pesos, me ha tocado vender hasta por 1.800 pesos y eso la gente contando de moneda en moneda para completar el precio”.
Las largas jornadas de Óscar Iván con los guineos en su carretilla, obligan a preguntar si le va bien en su venta y asegura que lo recaudado es para comprar más producto, dejar en su casa y hacer una ganancia mínima para ahorrar dinero que sirva para pagar arriendo, uno que otro servicio y comprar comida que pueda acompañar el guineo.