Un proyecto académico impulsado por la Universidad del Magdalena graduó a 112 internos del Centro Penitenciario Rodrigo de Bastidas en 3 diplomados con gran impacto social.
A través de Prisma, una estrategia especial de la Universidad del Magdalena, 112 personas privadas de la libertad en Santa Marta recibieron la certificación de 3 importantes diplomados como parte de un proyecto interinstitucional que tiene como objetivo la resocialización de los internos del Centro Penitenciario Rodrigo de Bastidas.
El acto se realizó en el interior del penal con la participación de docentes y administrativos del centro de estudios del departamento, además con familiares de los encarcelados. Edwin Chacón, vicerrector de extensión y proyección social de la Universidad, destacó la naturaleza planeada para el desarrollo de esta estrategia educativa.
“Estamos haciendo una contribución al ayudar a todas las personas recluidas aquí. Para nosotros nos llena de satisfacción haber culminado este proceso. En los diplomados se tocaron temas muy importantes como derechos humanos, proyecto de vida y pedagogía, para que cuando salgan ellos se puedan dedicar a unas actividades legítimas”, precisó Chacón.
Los diplomados fueron dictados en la biblioteca del centro carcelario y tuvo una duración de 3 meses. Además de los internos, también recibieron la formación académica integrantes del Inpec.
“Que esto sirva de ejemplo para los otros entes educativos que también nos quieran apoyar, todos construimos una sociedad mejor. Un agradecimiento especial para nuestro rector, Pablo Vera, porque él ha sido el impulsador de esta iniciativa. Hoy en día, gracias a estos proyectos se fomenta una convivencia sana dentro de la cárcel”, dijo el coronel Pedro Hugo Ángel, director del centro.
Los privados de la libertad agradecieron a al Alma Mater de permitir estos espacios de crecimiento intelectual en medio de unas vicisitudes poco favorables para los cientos de internos. Asimismo, recalcaron que se deben crear un centro de estudios permanentes que posibilite la profesionalización de los reclusos.
Estos modelos académicos dentro de la cárcel son pilotos a nivel nacional, gozando con el beneplácito de la dirección nacional del Inpec.