¡Vamos a tomarnos unos tragos!
¿Y el tapabocas?
¡No, eso ahoga!
Lo anterior corresponde a varias de las conversaciones que se pueden escuchar en pleno camellón de El Rodadero en las noches samarias.
Los fines de semana a altas horas de la noche en la calle principal del balneario turístico, se pueden ver parrandas en las que, a ritmo de acordeón, reina el trago, la falta de protocolos de bioseguriad y la utilización indebida del espacio público.
En las calles se pueden ver borrachitos disfrutando de serenatas ofrecidas por conjuntos vallenatos sin ningún tipo de precaución ante el posible contagio del coronavirus.
“Es pavoroso como en las calles la gente no se cuida. Cantan, bailan, se besan y el reguero de saliva es el pan de cada día”, mencionó un vecino del sector, molesto ante la posibilidad de contagio por la irresponsabilidad de algunos.
En pleno espacio público, carros parqueados al lado de las vallas con las que protegen la playa, vendedores de alcohol y gente con actitud sospechosa ofreciendo “merca”; son algunas de las situaciones que se pueden observar en esa zona del Distrito.
“Hacemos un llamado a la autoridad, porque muchos vendedores informales protestan, pero esto es una situación que raya en el atentado contra la salud pública”, mencionó Yolanda Mendieta, vecina de esa zona.
Los vecinos piden que las autoridades tengan más control e impongan los debidos comparendos a los parranderos, para evitar desordenes en ese sector, riñas e incluso peor: un brote de coronavirus.