La firma de este acto administrativo desató una ola de críticas, por parte de los habitantes y algunos sectores políticos.
No ha pasado un mes desde los estragos que causó el paso del huracán Iota por la isla de San Andrés y que, además, dejó destruida en un 98% a Providencia, cuando ya hay armada toda una polémica por un millonario contrato adjudicado para el alumbrado navideño de ese territorio.
La Gobernación de San Andrés firmó este documento en acuerdo con la Empresa de Servicios Públicos de Sabaneta E.S.P., por un valor de $1.550 millones de pesos, para decorar la Isla y atraer turistas en esta época decembrina y de vacaciones.
Dicho contrato interadministrativo, que es por prestación de servicios, incluye arrendamiento, transporte, instalación, operación, montaje y desmontaje del alumbrado navideño de la isla de San Andrés para el año 2020.
Asimismo, se pudo establecer que el acuerdo entró en vigencia el 1 de diciembre y finaliza el 31 de este mismo mes, será pagado en dos cuotas: una, que fue cancelada por un valor de 620 millones de pesos, es decir el 40% y una segunda, por 930, que equivale al 60%.
Alen Leonardo Jay Stephens, gobernador de San Andrés y su secretaria general, Martha Patricia Moreno Rojas, quienes firman el contrato, lo justifican alegando que el paso de los huracanes generó afectaciones en el turismo y la economía.
“Es menester que el departamento Archipiélago lidere programas sociales y comunitarios, en busca de la reactivación económica”, citó La FM.
La noticia causó malestar e indiganción entre los habitantes de la Isla, quienes no entienden cómo aún en medio de la destrucción y a falta de ayudas, se gaste dinero público en un aspecto que, para ellos, no es importante ahora.
A esta ola de críticas en redes sociales, se sumó el representante a la Cámara, César Lorduy, quien rechazó el hecho indicando: “Increíble que en plena época de recuperación por los efectos del huracán en todo el departamento de San Andrés, en el cual todavía hay gente durmiendo bajo la lluvia sin ninguna protección, otros clamando por una teja o por una carpa y cientos más recorriendo el territorio en busca de algo de alimento, el Gobernador, con una coraza que debe tener para poder ignorar el dolor y las lágrimas de sus coterráneos, les responde con unas bombillas de Navidad”.