Este jueves se conocerá la decisión por parte de la FIFA.
Tras varios aplazamientos, la FIFA decidirá la sede del Mundial femenino 2023 entre la candidatura conjunta de Australia y Nueva Zelanda, gran favorita, y Colombia, en una reunión que también tratará el calendario internacional y los fondos de ayuda para superar la crisis del coronavirus.
La elección del próximo Mundial llega en un momento clave para el fútbol femenino, después de que Francia-2019 fuera un punto de inflexión gracias a su audiencia de 1.000 millones de telespectadores.
Tras la renuncia de Brasil, a principios de mes, y la última de Japón el lunes, solo quedan dos candidaturas de una primera lista de ocho para la votación de los 37 miembros de la FIFA, que se reunirán por videoconferencia.
Parte con clara ventaja la dupla oceánica. “Cuando se estudia nuestra candidatura, pensamos que rellena muchas casillas” aseguró a la AFP Chris Nikou, presidente de la Federación Australiana de Fútbol (FFA), escarmentado por la derrota de su país en 2010, en la votación de atribución del Mundial masculino de 2022, que ganó Catar.
“Las infraestructuras, los equipamientos, la herencia o los ingresos comerciales para la FIFA”, cita cuando se le pregunta por los puntos fuertes.
Buena noticia para Australia y Nueva Zelanda, Colombia recibió una nota baja (2,8 sobre 5) de la FIFA, mientras que ellas se fueron hasta el 4,1, la puntuación más alta.
“Una gama de opciones de calidad en términos de infraestructuras deportivas y generales, además del compromiso económico garantizado para los dos países”, señaló la FIFA sobre la candidatura.
Enfrente, la Federación Colombiana de Fútbol y la Conmebol denunciaron en una carta una evaluación que según ellos tenía “conclusiones erróneas y discriminaciones en tres aspectos de importancia vital”.
Primer punto negativo de la candidatura colombiana según el informe de evaluación, las infraestructuras “que responden a las exigencias mínimas pero necesitan inversiones” y “existe un riesgo manifiesto de que las mejoras necesarias no sean aportadas”.
Otra preocupación de la FIFA, la seguridad “aunque la amenaza terrorista ha conocido una bajada significativa, las dudas se mantienen sobre el impacto potencial de la criminalidad”.