A más de 50 días de la desaparición de la estudiante de medicina Tatiana Hernández en Cartagena, sus padres no solo enfrentan el vacío de no saber dónde está su hija, sino también la angustiante sospecha de que alguien intenta borrar cualquier rastro de su búsqueda. Denuncian que los afiches han sido arrancados de forma sistemática.
La incertidumbre se ha convertido en una rutina para Lucy Díaz y Carlos Hernández. Desde que su hija Tatiana Hernández, una estudiante de medicina de 23 años, desapareció misteriosamente cerca al Hospital Naval de Cartagena, han librado una batalla diaria no solo contra la angustia, sino también contra lo que parecen ser esfuerzos deliberados por silenciar su búsqueda.

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A medida que pasan los días —ya van más de 50 desde la desaparición—, los carteles con el rostro de Tatiana que su familia ha pegado en distintos sectores de la ciudad han comenzado a desaparecer de manera sistemática. Lo que en principio podría parecer vandalismo o negligencia ciudadana, hoy es visto por sus padres como algo mucho más oscuro: una posible campaña intencional para ocultar la información.
“En el Centro Histórico y en el barrio Crespo—cerca al aeropuerto— donde colocamos los carteles, los han quitado en su totalidad”, denunció Lucy Díaz. “Y no es casualidad que solo se lleven los afiches de Tatiana. Hay panfletos viejos de barberías y salones de belleza que nadie toca. Parece que alguien está pagando para que los retiren”.
La denuncia se extiende a la manera como estos afiches han sido manipulados. En algunos casos, no desaparecen completamente, pero sí son mutilados: arrancan solo la parte con la fotografía de la joven y los números de contacto, dejando el resto del papel como si nada hubiera pasado. “Están ocultando la información, para que no se siga divulgando la noticia”, aseguran sus padres.

Tatiana fue vista por última vez el 16 de abril en los espolones cercanos a la Avenida Santander, de acuerdo con registros de cámaras de seguridad. Sin embargo, no existen imágenes de ella caminando hacia el Centro Histórico. La búsqueda incluyó incluso la utilización de un robot submarino chileno, que durante varios días exploró el fondo marino sin resultados.
Para sus padres, no hay dudas: “Tatiana no está en el agua. Ella está en tierra”. Por eso, siguen pegando afiches, contactando medios, entregando volantes a turistas y confiando en que alguien, en algún momento, les dé una pista.

Mientras tanto, las autoridades mantienen una recompensa de 200 millones de pesos ofrecida por la Alcaldía de Cartagena y otros 25 millones de la Alcaldía de Cajicá (Cundinamarca), ciudad natal de la joven, a quien aporte información veraz sobre su paradero.
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El caso de Tatiana ha encendido alertas más amplias. Erick Urueta, presidente de la Veeduría Judicial de Cartagena, aseguró que en los últimos cinco años han desaparecido 143 personas en la ciudad, de las cuales solo 27 han sido halladas, lo que refuerza la hipótesis de una posible red de reclutamiento o trata de personas operando en la región.
