Longyearbyen,
considerada la ciudad más septentrional del mundo, es también el lugar que más
rápido se está calentando hoy en el planeta, según nuevo estudio.
El
cambiante clima está matando de hambre a los renos y osos polares que viven en
sus alrededores, y ha puesto en peligro además la famosa Bóveda Global de
Semillas o Bóveda del Fin del Mundo.
El
popular nombre de la Bóveda del Juicio Final se debe a que fue hecha para
resistir terremotos, impactos de bombas nucleares, plagas, enfermedades y otros
desastres. Aunque nadie imaginó que por allí comenzaría el principio de lo que
podría ser, el “fin del mundo”.
Se trata del almacén de semillas más grande del planeta, creado con el fin de salvaguardar la biodiversidad de las especies de cultivos que sirven de alimento. La enorme despensa subterránea está cerca de Longyearbyen. Almacena cerca de un millón de paquetes de semillas de casi todos los países, incluidos los alimentos básicos como el trigo y el arroz y especies raras como el frijol de Bermudas, en peligro crítico de extinción.
Para
Marie Haga, directora ejecutiva de Crop Trust, que construyó la bóveda en 2008
en sociedad con el gobierno noruego, esta bóveda tiene lo último en protección
contra fallas.
A diferencia de lo esperado, el terreno alrededor del túnel de entrada de la bóveda nunca se volvió a congelar. En 2016 tuvieron fuertes lluvias inundaron la mitad del suelo del túnel. Aunque el agua no llegó a la bóveda, los obligaron a tomar medidas urgentes, explica Haga.
Los
residentes de la zona erigieron sus casas sobre una superficie siempre
congelada, la que denominan como permafrost. Pero ese suelo hoy se está
derritiendo más rápido que nunca como consecuencia del calentamiento global, de
acuerdo con un reporte de la CNN.
Según
Inger Hanssen-Bauer, investigadora principal del Instituto Meteorológico
Noruego y editora del nuevo informe sobre Svalbard, el clima en Longyearbyen
probablemente se está calentando más rápido que en cualquier otra ciudad de la
Tierra debido al calentamiento acelerado del Ártico.
Allí
las temperaturas, cada vez más elevadas, están derritiendo el hielo y la capa
de nieve del permafrost. También se refleja menos la luz del sol y se absorbe
más energía solar por las superficies más oscuras que han estado expuestas.