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Así ha cambiado la forma de amar en los últimos meses

Mucho se ha escrito ya sobre la pandemia y la cuarentena mundial que se está viviendo. Desde luego, nadie se imaginaba la situación. Además es prácticamente imposible definir en su totalidad los efectos y consecuencias que tendrá sobre cada uno. El más notorio, sin duda, es sobre la forma de relacionarse y los sentimientos propios. 

Anteriormente, la rutina, las responsabilidades y el trabajo parecían lo más importante, lo prioritario. A qué hora había que levantarse, los lugares que se tenía que visitar, cómo llegar a ellos, a qué hora, qué hacer antes… La agenda se llenaba de prioridades y la mente de “tengo que hacer” o “debería de hacer…”. 

Luego ya, cuando sobraba tiempo de todo eso, ya se pensaba en lo que a uno le gustaría hacer. Como por ejemplo quedar con amigos, parejas, escorts en Santa Marta, etcétera. Ya lo mencionaba Gal Gadot como Diana Prince en La mujer maravilla: “¿Dejas que ese pequeño artefacto te diga qué hacer?” a su compañero Chris Pine refiriéndose a su reloj de pulsera.

Incluso todo este ritmo había llegado al amor. Las aplicaciones de dating aumentaron su uso, las personas no tenían tiempo para conocer a otras y necesitaban un contacto directo, físico, igual que un encuentro con una prepago colombiana. Y aunque siempre que sea de mutuo acuerdo, no tiene nada de malo, era solo eso, sexo, placer y sudor. 

Pero el COVID-19 ha cambiado todo esto. Un virus que ha conseguido paralizar la vida de la mayoría. Así como dar la vuelta a la lista de prioridades que antes ocupaban las agendas. Ahora las preguntas que llenan las mentes son diferentes. Largas estancias en casa, más “tiempo libre” para todo aquello que se había mantenido pausado. 

Esas series y películas pendientes, esa reforma o arreglos de casa para la que nunca se tenía tiempo ni ganas, limpiar cada una de las habitaciones, comer mejor e incluso hacer ejercicio. Pero sobre todo para hablar. Es curioso como el distanciamiento social ha aumentado y propiciado la necesidad de estar conectados con las personas más cercanas. 

De hecho hay varios tipos de personas durante la cuarentena y que han tenido diversos efectos de cara a la nueva normalidad. Por un lado están las que se han visto solas en casa. Esas que prácticamente no han disfrutado de contacto humano por semanas. Buscando interacción con cualquiera por videollamada o chat. Han tenido su espacio para conocerse mejor a sí mismos y cuidarse más. Pero al final lo que más echan de menos son los encuentros sociales. 

Sobre todo en caso de que estas personas tengan pareja. Incapaces de verse y tocarse por las recomendaciones sanitarias. Obligados a mantener el contacto gracias a las nuevas tecnologías y a aumentar su creatividad y paciencia. 

Por otro lado, aquellos que se han visto conviviendo con pareja, amigos, compañeros de piso o familia. Tanto tiempo juntos puede resultar muy intenso, ya que cada detalle que antes se soportaba porque era ínfimo y casi ni se veía ahora es lo que más se ve. Tensiones, preocupaciones y tiranteces hacen que la vida en un mismo piso o casa pueda ser difícil en estas situaciones. Y es que ya por todo lo que provoca el COVID-19 los sentimientos están a flor de piel y es más sencillo saltar hacia los extremos de felicidad, tristeza, rabia…

Sea como fuere, se trata de todo un reto a superar. Algo que pone a prueba la atracción, el deseo y el amor. Al limitarse las relaciones sexuales con escorts, amantes o parejas a través de una pantalla, las personas buscan una experiencia más completa. Algo más allá, que les llene. 

Los objetivos vitales y prioridades ya no son los mismos. Ahora todo ha tomado un nuevo valor. Todos los abrazos, besos y cercanía que se daban por hecho antes ahora es casi lo único que se desea por la mayoría. Imaginar estar tan cerca de las personas amadas provoca no menos que una sonrisa. 

Ahora las aplicaciones de dating que antes tan solo requerían dos mensajes para quedar y tras un encuentro, la mayoría no se vuelven a ver, se encuentran llenas de conversaciones. Una oportunidad para conocer mejor a otras personas, nuevas o ya conocidas.

Un tiempo para descubrir si de verdad, cual piezas de puzzle, todo encaja y la relación es bastante fuerte o solo se trataba de pura fachada. Algo difícil de gestionar pero necesario para alcanzar aquello que todos buscan que es la felicidad. Profundizar en los sentimientos, crear un vínculo todavía más fuerte, continuar creciendo juntos, compartir hasta lo más intímo, confiar y dejarse llevar para que todo sea mucho más intenso. Encontrar el equilibrio entre la parte física y emocional para dar y recibir como iguales y continuar avanzando juntos. Así que, como de todo se puede aprender, que una de las cosas buenas tras la pandemia sea recordar estas uniones y el verdadero valor de los pequeños detalles y gestos, sobre todo los de cariño.

Fdo.: Deborah Salas

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