Para muchos el sector de Chapinero es conocido como el barrio gay de Colombia, pues en ese sector comulgan los bares, discotecas y hasta residencias de familias que optaron por abiertamente vivir en unión libre con su pareja del mismo sexo. Como toda comunidad, los gais también tienen su centro de recogimiento o adoración, sus iglesias.
Esos son los casos de Ministerio Afírmanos y la Iglesia Colombiana Metodista Príncipe de Paz de Bogotá, las cuales una desde hace nueve años y otra con casi cinco, se denominan iglesias incluyentes y sus pastores, son abiertamente homosexuales.
En abril del 2015, el periodista samario Otilio López, escribió para la revista Don Juan un artículo con Alfonso y Alfredo, dos pastores abiertamente homosexuales que brindaban el servicio en la iglesia Ministerio Afírmanos, en el sector de Chapinero.
En el artículo se informaba sobre la iglesia que funcionaba en un establecimiento de educación superior pero dos domingos por mes personas de diferentes orientaciones sexuales van allí a estudiar la palabra de Dios. La iglesia funciona en un auditorio de clases que los días de reunión se acondiciona con dos parlantes, un videobeam, el atril para los pastores, un computador y una consola. Todos los equipos necesarios para organizar el servicio religioso.
En el artículo habían varios datos curiosos de cómo participan los miembros de la comunidad LGBTI en este tipo de cultos y las tentaciones que deben dejar a un lado, en nombre de la palabra de Dios.
ASÍ ESTÁ CONFORMADA
Aunque la homofobia y el machismo sean el común denominador en la sociedad cristiana, no significa que la Biblia promueva la homofobia, aseguraban los pastores a través del artículo. Sigue diciendo que, por el contrario, dice que Dios también ama a los que se enamoran de un ser de su mismo sexo. Este pensamiento no lo tiene el cristianismo evangélico o católico fundamentalista que considera la homosexualidad como aberración, así el papa Francisco haya dicho ya: “Si alguien es gay y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”.
NO PRACTICAN EL SEXO
Sin embargo, ser cristiano y asistir a esta iglesia incluyente, también equivale a un tipo de responsabilidades, por ejemplo, sus pastores desaprueban las relaciones sexuales entre parejas homosexuales. “Creemos en la homoafectividad como condición natural de tener un sentimiento de afecto hacia otro ser, ya sea entre hombres o mujeres. Pero la iglesia rechaza la homogenitalidad, es decir, que parejas del mismo sexo tengan relaciones sexuales. Aunque haya una atracción y convivan dándose amor no debería haber acto penetrativo”, asegura el pastor Alfredo.
“No, yo convivo con mi pareja y tenemos una relación homoafectiva, pero no homogenital, y no nos da pena decirlo porque es el sentir que Dios puso en nuestras vidas”, agregó el otro pastor, Alfonso.
LA BIBLIA
Para los miembros de la iglesia incluyente, la Biblia es clara en este tema y no puede tergiversarse, ni predicar a un acomodo.
Los líderes citan como ejemplo del Levítico 20:13: “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre”. Además, citan también Romanos 1, 27: “Del mismo modo también los hombres, dejando la relación natural con la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”.
Tanto Alfredo como Alfonso afirman que practican la Biblia sin cambiarle una sola palabra. Es decir, hacen una lectura literal, no como algunos grupos incluyentes de México y Estados Unidos que utilizan la Biblia Queer, o progay, donde ciertos capítulos y versículos han sido modificados con el propósito de no ofender a la comunidad gay y justificar las relaciones homosexuales como una práctica aprobada por Dios.
–Sabemos que Dios aborrece que un hombre tenga relaciones sexuales con otro hombre –agrega con un tono seco el pastor Alfonso, para cerrar el tema, y me recuerda un aparte de una carta que Benedicto XVI les envió a los obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales: “En el Levítico 18, 22 y 20, 13, cuando se indican las condiciones necesarias para pertenecer al pueblo elegido, el autor excluye del pueblo de Dios a quienes tienen un comportamiento homosexual”.
