En las elecciones atípicas del Magdalena volvió a surgir un nombre que, aunque intenta mantenerse bajo perfil, sigue moviendo hilos, acuerdos y votaciones: Franklin Lozano, el dirigente político que muchos ya califican como “el camaleón”.
Lo que llama la atención es que el líder que durante meses se proclamó como el principal opositor del movimiento Fuerza Ciudadana terminó, según diversas fuentes políticas, negociando su respaldo y fragmentando la votación que alguna vez controló en el departamento.
Una jugada que parece más orientada a blindar su aspiración a la Cámara en marzo que a sostener una línea política coherente, especialmente cuando, a estas alturas, ni siquiera cuenta con una lista definida para competir.
El reacomodo fue evidente: en Sitionuevo, su estructura terminó apoyando a la actual gobernadora Margarita Guerra, mientras que en Puebloviejo la instrucción fue respaldar a Noya. El resultado: una fractura interna que debilitó a uno de los candidatos y dejó al descubierto el doble juego político del dirigente.
En palabras de integrantes de los mismos equipos políticos: “Terminó de hundir la posibilidad que tenía el equipo de Noya de ganarse las elecciones.”
En el escenario nacional, analistas y aliados coinciden en que Lozano repite el libreto: divide su caudal político en el Senado, ofreciendo apoyo ‘Gordo’ Fiorillo, la senadora Nadia Blel, Gersel Pérez y a otros actores, repartiendo su votación para conservar influencia en varios frentes.
Un panorama político que, lejos de consolidar su figura, deja una pregunta inevitable: ¿Le alcanzarán esos votos en marzo o su estrategia camaleónica terminará pasándole factura justo cuando más los necesita?


