Un puñado de indígenas wayús terminó involucrado en una red binacional de tráfico de ganado desde Venezuela que involucra a finqueros y funcionarios del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).
Agentes infiltrados de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) descubrieron al menos 100 pasos ilegales a través de los cuales movilizaban a pie hasta 350 cabezas de ganado al mes para entregarlas en la frontera a finqueros colombianos.
Se calcula que en un año alcanzaron a mover más de 4.200 reses, avaluadas en más de 5.400 millones de pesos.
Para legalizar su ingreso al país, les pagaban a funcionarios corruptos del ICA 153.000 pesos por cada vaca, que luego eran marcadas con hierros colombianos y movilizadas en camiones 750 en un circuito de fincas ubicadas en varios departamentos del norte del país.Allí eran vendidas hasta por más del doble de su valor. En efecto, en Venezuela cada res se compra en 600.000 pesos, y en Colombia su valor asciende a un millón y medio.
Patrón criminal
“Hemos desarticulado una de las mafias con mayor poder corruptor y más fuertes del contrabando de ganado en La Guajira. Los esfuerzos de inteligencia e investigación criminal siguen recayendo sobre los eslabones más poderosos de esta economía criminal”, le dijo a EL TIEMPO el general Juan Carlos Buitrago, director de la Polfa.
Las labores de inteligencia empezaron a develar que un puñado de funcionarios del ICA estaba alterando el Sistema de Información para Guías de Movilización (Sigma), con el propósito de aparentar que los movimientos de semovientes eran legales.
Además, tras el pago de los sobornos, los ahora capturados facilitaban la legalización de vacunas, los inventarios y las guías, lo que les permitía a estas mafias ganaderas comercializar los semovientes sin ninguna restricción en cualquier parte del país.
Los investigadores también establecieron que otra arista del patrón criminal consistía en sacrificar el ganado ingresado ilegalmente en mataderos clandestinos –que no contaban con las medidas mínimas de salubridad– para luego comercializar la carne en ciudades como Riohacha, Santa Marta, Medellín y Bucaramanga.
De hecho, los agentes de la Polfa que infiltraron la organización criminal encontraron casos en los que el contrabando se materializaba con la carne traída ilegalmente y lista para comercializar.
SOS por aftosa
La ganancia también era del doble, pues el kilo de carne en Colombia cuesta en promedio unos 7.000 pesos, pero esa misma cantidad proveniente de Venezuela de forma ilícita puede valer apenas 3.000 pesos colombianos.
Durante el proceso investigativo, que contó con el apoyo de la Fiscalía General, se logró la captura de siete personas: tres funcionarios del ICA, dos particulares y dos ganaderos.
Entre los funcionarios públicos están cuatro hombres quienes tenían entre sus funciones expedir las guías sanitarias de movilización y aplicar los dispositivos de identificación.
En el operativo también se le incautaron a esta estructura criminal 153 bovinos, por un valor aproximado de 184 millones de pesos.