Una estudiante de décimo semestre del Programa de Odontología, beneficiaria de Talento Magdalena, alcanzó la última etapa de su formación tras haber desafiado a su destino.
Cuando Sandrith Pérez Arrieta recibía la bata con la que realizaría su transición hacia las prácticas profesionales en odontología, recordaba cómo años atrás una llamada inesperada, una decisión determinante y el apoyo de su familia le cambió el futuro.
“En mis planes no estaba estudiar Odontología, ni siquiera estudiar en una universidad, porque no contaba con los recursos económicos para pagar una carrera”, fue la primera expresión de Sandrith al culminar la ceremonia de imposición de batas que realiza su programa académico en la Universidad del Magdalena.
Esta mujer perseverante de 25 años y proveniente del municipio de Plato, es una cosecha del programa Talento Magdalena. Y, como si fuera poco, también es fruto de la resiliencia y la perseverancia, y un ejemplo inspirador por desafiar un destino que aún no estaba del todo escrito.
Un futuro reescrito
Mientras recibía la noticia de que sería becada por Talento Magdalena, Sandrith se enfrentaba a no perder el pulgar de su mano derecha. Sufría de un tumor glómico, una afección “rara y dolorosa” que ponía en vilo su decisión de admitirse; pues, ante la inminente amputación de su extremidad, no sabía cómo afrontar una carrera en la que debía usar sus manos.
Pero, ingresar a Unimagdalena como beneficiaria de esta estrategia de inclusión impulsada por el rector Pablo Vera Salazar “era un regalo de Dios”, como lo manifestó Yovanis Arrieta Trujillo, madre de Sandrith. Las barreras para acceder a una universidad habían desaparecido y debía aprovechar la oportunidad de oro de convertirse en la primera hija profesional.
Sin duda alguna, pese a someterse a cuatro delicadas cirugías y conservar solo parte de su dedo, Sandrith fue muy capaz. Tuvo que esforzarse y dedicar más tiempo que los demás. También contó con el apoyo y la paciencia de sus docentes, quienes buscaron alternativas para el uso del instrumental odontológico.
“En el área de cirugía es donde más tengo que usar las pinzas. El docente Iván Manotas me enseñó técnicas para utilizar la pinza Kelly o la pinza algodonera de tal manera que no me afectara el dedo, porque solo me quedó un pedacito. Fue con mucha práctica”, contó la estudiante.
Esta beneficiaria de Talento Magdalena superó cada semestre, por retador que fuera. Hoy, muy confiada en sus habilidades, con una forma auténtica de agarrar las pinzas y su espíritu resiliente, realiza con éxito cada procedimiento odontológico, especialmente las extracciones quirúrgicas, demostrándose a sí misma que pudo reescribir su futuro y el de su familia.
Sandrith y 40 estudiantes más de décimo semestre conforman un nuevo grupo de futuros odontólogos de la Universidad del Magdalena que ha sido formado con alta calidad para iniciar su primera experiencia profesional en diferentes escenarios clínicos de Santa Marta, donde pondrán sus conocimientos y humanismo al servicio de la salud oral de las comunidades.