El samario sufrió un grave siniestro en la vía a La Lucha y, tras más de 20 días hospitalizado, su familia enfrenta un calvario para que la EPS garantice su atención.
La vida de Rubert Arnovis Torres cambió en cuestión de segundos. Un microsueño mientras conducía lo llevó a perder el control de su motocicleta y caer en una cuneta en la vía a La Lucha, en Gaira.
Sobrevivió al impacto, pero las graves lesiones que sufrió lo mantienen postrado en una cama de la Clínica Bahía, donde su familia libra otra batalla: conseguir que la EPS autorice su traslado para recibir el tratamiento que necesita.
Un accidente que marcó su destino
El siniestro ocurrió hace más de 20 días. Según su familia, Torres había tenido una jornada agotadora antes de subirse a su motocicleta, sin imaginar que el cansancio le jugaría una mala pasada. Un momento de desconexión fue suficiente para perder el control y estrellarse contra el pavimento.
A pesar de la gravedad del accidente, tuvo la fortuna de sobrevivir, aunque con heridas que requieren una atención médica especializada.
En un principio, el seguro de accidentes cubrió su hospitalización y los primeros tratamientos. Sin embargo, con el paso de los días, la cobertura se agotó y ahora su futuro depende de la Nueva EPS, que hasta el momento no ha autorizado su traslado a otra clínica donde pueda recibir la atención adecuada.
Ante la incertidumbre y la falta de respuesta, su familia interpuso una tutela para exigir el traslado, pero la espera sigue alargando su sufrimiento.
Mientras tanto, en la Clínica Bahía, los médicos hacen lo posible para mantenerlo estable, aunque advierten que su situación se complica con el paso del tiempo.
Una crisis que refleja el drama de los accidentes en Santa Marta
El caso de Rubert Torres no es aislado. Santa Marta sigue registrando un alto número de accidentes de tránsito, dejando a muchas víctimas en condiciones críticas y a sus familias en una lucha constante con el sistema de salud.
Las estadísticas reflejan una problemática que, pese a los esfuerzos de la Alcaldía y las campañas de concienciación, no ha logrado reducirse de manera efectiva. La entrega de cascos y chalecos reflectivos, así como los conversatorios sobre seguridad vial, no han sido suficientes para frenar la accidentalidad en la ciudad.
