La final, que estaba llamada a ser una celebración del fútbol juvenil, terminó dejando un llamado de atención sobre la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad y el control dentro y fuera de la cancha.
La final de la Liga del Atlántico, categoría 2008 Premium, disputada en el estadio Romelio Martínez entre Caimanes y Barranquilla FC, terminó marcada por hechos de violencia que opacaron el cierre deportivo del campeonato y encendieron las alertas sobre la seguridad en el fútbol formativo.
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El momento de mayor tensión se registró luego de que Caimanes anotara un gol de penal y celebrara la acción, situación que generó molestia en jugadores de Barranquilla FC y derivó en empujones y reclamos entre futbolistas de ambos equipos. El altercado fue escalando hasta desbordarse cuando personas ajenas al encuentro ingresaron al terreno de juego, agravando el desorden.
En medio del caos, al menos un jugador del equipo Caimanes resultó lesionado, según versiones preliminares. Hasta el momento, no se ha emitido un parte médico oficial ni un pronunciamiento formal por parte de la organización del torneo sobre lo ocurrido.
Los hechos generaron preocupación entre asistentes, cuerpos técnicos y familiares, teniendo en cuenta que se trata de una categoría formativa, donde el deporte debería promover valores como el respeto, la convivencia y el juego limpio.


