Por: Juan David Pérez Pérez
– El lunes, al cantar el gallo los samarios despertamos con la noticia de que uno de los municipios más sonoros de nuestro departamento, se vio envuelto en una disputa digna de relatos del salvaje oeste por parte de los dos bandos políticos que aspiran a tener el control político de la región. Y es que, en esas imágenes, ya virales en todas las redes y espacios noticiosos del territorio nacional se observa como los dos movimientos con sus respectivos colores alusivos se enfrentan y enardecen las calles de este mágico municipio; terruño de Gabriel García Márquez, si, nuestro nobel de literatura y es que como si se tratara de una de sus obras del realismo mágico que lo envuelve, convirtieron el ejercicio político en batalla campal. Golpes, insultos y provocaciones estaban al servicio de este conflicto; que triste como precisamente los jóvenes llamados a ser el cambio anhelado son esbirros de casas políticas que simplemente mueven su tablero para acomodar peones que enfrenten sus luchas y den la cara por convicciones trasnochadas que están plagadas de obviedades y exageraciones que solo llaman la atención de los que repiten y repiten chismes y conceptos de pasillo.
-Parece mentira que todo esto pase con el clamor nacional de paz y reconciliación. ¿no se supone que la juventud debe ser quien calme los ánimos con propuestas frescas y renovadas con júbilo apaciguador, para que esas viejas costumbres de pelea y separación que vive nuestra ciudad y departamento sean solo un fantasma histórico y se diga que aquí en nuestra región es más la gente pujante e inteligente que la que toma un color y se va a las calles a destruir al oponente? Esto es vergonzoso señores; el Magdalena la tomaron abusivamente y la tiñeron de azul y naranja. No avanzamos muchachos como advierte la administración de turno, retrocedimos porque esto reposa en los datos históricos como conducta exclusiva de Liberales y conservadores que mancharon nuestro vasto territorio nacional de sangre con sus politiquerías retorcidas, conceptos de estado paupérrimos y creencias sórdidas de cualquier expresión de sentido común.
– Y no es a manera de regaño hacia nuestros honorables candidatos, que no buscan si no la salvación del departamento con propuestas mesiánicas dirigidas a una tierra que brota leche y miel. Ni a esos seres irradiantes de luz, administradores de campos fértiles no se le controvierte nada porque todo lo hacen acertado.
¡Ja! ¿Sonaba muy compuesto verdad?
-Pues ese es el concepto que tienen muchos ciudadanos a este par que se han pasado la campaña enviando a jóvenes, y trabajadores de los entes territoriales a su servicio para que polaricen el ambiente político, y que en cada oportunidad vuelvan las redes sociales un escenario de batalla donde los improperios vienen y van. Calumnias, ataques ruines y bajos nunca faltan y es que, como olvidar ese jingle pegajoso que sacudió el país donde invitan a tomar el dinero del uno, pero a votar por el otro; pero por supuesto ninguno de los dos se hizo responsable, no eso seguro fue que alguien en un grupo de WhatsApp se le dio por compartirlo y se viralizo, eso no culpa es de él señor de azul, ni de él señor de naranja, no ese par no hacen nada, y efectivamente no hacen nada, obras inconclusas, dinero que no aparece, vías sin entregar, contratos entregados a diestra y siniestra. Pero no señores aquí no pasa nada “sigamos con el cambio” no miremos atrás y elijamos a dedo porque como dice el vecino político con sus propuestas “El Magdalena Gana” ya hasta parece un juego de palabras ¿cierto? Pero hasta rayando en el cinismo el que vocifera que él es el que se necesita para que el departamento gane, también apunta en otro eslogan medio macabro con numeral #NecesitamosMas. ¿De que necesitamos más, amigo de azul? Necesitamos que se pierda el dinero del P.A.E. (Programa de Alimentación Escolar) o que la ya, tan famosa vía a la prosperidad aún no se termina porque seguro que a los contratistas se les olvido terminar ese mandadito. Porque como cosa rara no es culpa de los jefes si no de los lacayos. O que sigamos con “el Cambio” que tiene obras paralizadas, calles rotas, teatros y bibliotecas sin terminar. Ah no que sigamos con “el cambio” de talar cuanto árbol aparece a la vista para darle una hermosa visión de cemento, con la excusa de que así se mejora la movilidad. ¿Cuál movilidad agitador y honorable candidato? si es que en Santa Marta cada tres cuadras hay una vía rota acompañada de un trancón monumental digno de una apoteósica ciudad. En fin considero sin ruborizarme ni desacomodarme de la silla que ninguno de los dos tiene propuestas serias de cambio, tanto así que ni siquiera han tenido un debate público aun cuando el señor de naranja como si se tratara de alentar una guerra suelta arengas desencajadas sobre debatir con el otro con el único fin de hacer, lo que siempre hace, decir que el otro es apoyado por un clan político que quieren hacerle daño y también a su amado departamento, con el propósito de desmeritar las administraciones pasadas y por su puesto agitar su sequito de acompañantes que están a merced de cualquier pelea.
No hay nada fresco en ellos aun cuando el señor de azul en su imagen aparenta juventud y renovación; no hay debates serios por quien de verdad lo merece y necesita el departamento del Magdalena, y así estamos al parecer, destinados a ir de un lado al otro entre este par.
Solo resta decirle a los jóvenes que leen esta columna que, la lucha no es entre ustedes, la lucha es contra la corrupción, porque tener ideas y pensamientos renovadores siempre incomodan al desgastado que gobierna. No abandonemos las ganas de sacar este departamento adelante y hacerlo visible por todas sus cualidades y beneficios que pueden prestar a que la sociedad colombiana se nutra de lo que tanto anhela y necesita, Paz y Progreso.