La reapertura de playas permitió la llegada nuevamente de propios y turistas que solicitan este servicio.
La reapertura de playas en Santa Marta, sin duda alguna ha sido una excelente oportunidad para los diferentes gremios de trabajadores, quienes poco a poco han ido avanzando en su proceso de reactivación económica después permanecer 6 meses sin operar al público.
En esta ocasión, el gremio de silleteros de la playa El Rodadero, manifestaron que por estos días su economía ha ido mejorando, teniendo en cuenta la llegada de propios y turistas que visitan el balneario y solicitan este servicio.
Sin embargo, a pesar de haber una serie de medidas preventivas en el lugar, los trabajadores aseguran que la etapa de aislamiento selectivo les ha permitido ajustarse a un nuevo modelo de trabajo totalmente diferente con el que venían operando antes de la emergencia sanitaria por el Covid – 19.
Algunas de las medidas que deben hacer cumplir a la hora de prestar este servicio, es el distanciamiento social de 2 metros, asimismo, está permitido colocar hasta 200 sillas en la arena durante las dos jornadas.
Actualmente hay 20 silleteros laborando por día, los cuales además se encargan de vigilar que en cada módulo haya hasta 4 personas máximo. Esta ubicación se da a lo largo del camellón entre la carrera 6 y carrera 10 del sector turístico.
Asimismo, las personas que estén sobre la arena, deben usar por regla el tapabocas, y solo dejar de utilizarlo cuando se va a ingresar al mar.
Por otro lado, entre la 12: 00 de la tarde y 2:00 de la tarde, deben cumplir con la desinfección de las sillas y organización de los módulos para preservar la vida de los bañistas y evitar contagios a causa del virus.
Para Sonia Polo, quien es madre de cabeza de hogar, volver a su rutina diaria ha sido de gran ayuda y satisfacción, ya con que mediante esta labor es que puede darle de comer a sus hijos.
“Nos sentimos felices, aunque durante estos meses tocó hacer préstamos a familiares, dándonos la mano el uno del otro, y a pesar que estamos endeudados, ahora nos toca salir adelante para pagar lo que se debe. Un día bueno uno se puede ganar hasta 100 mil pesos”, aseguró.
Por su parte, Karen Polo, otra de las trabajadoras, manifestó que en estos momentos el alquiler de cada silla tiene un costo de 5 mil pesos, sin embargo, asegura que la clave fundamental para generar estos ingresos ha sido el trabajo en equipo que vienen realizando las cooperativas, con la aplicación de cada uno de los protocolos de bioseguridad.