Los emprendedores fueron en busca de oportunidades y ya cuentan con tres sedes.
Por: Yeinnis Hincapié
Un ejemplo de perseverancia, esfuerzo y resiliencia, es la vida de tres samarios que se fueron a Bogotá en busca de oportunidades, y contra todo pronóstico decidieron crear un negocio de sopas costeñas, que hoy es todo un éxito en la capital.
La familia, que residía en el barrio San Francisco de Santa Marta, decidió emprender el viaje con una maleta llena de esperanzas, sueños y el propósito de que la joven Eliana Diaz Mercado, estudiara Administración de Empresas, para convertirse en toda una profesional.
Ella, junto a su padre José Díaz y su comadre Ana Dorzón sabían que no sería fácil, pero como buenos samarios empezaron a crear ideas para generar recursos.
Así que vieron en la sazón costeña una gran oportunidad de negocio, teniendo en cuenta las carencias del mercado y las necesidades de las personas que algún día dejaron su tierra y quieren sentirse en ella, recordándola a través de los sabores autóctonos.
Con mucho esfuerzo instalaron un puesto de sopas, ofreciendo sancochos de costilla, mondongo, trifásico, guandú con carne salada, y pescado, donde hubo receptividad positiva de la gente.
Ante la respuesta y las ganancias que estaban dejando, decidieron hacer crecer el negocio que lleva por nombre ‘las sopas del vecino’, creando dos nuevos puntos.
Estos están conformados por un carrito de comidas a gas, donde tienen las diferentes ollas y demás utensilios.
Además de sillas y carpas para que los clientes puedan disfrutar de los deliciosos sabores costeños cómodamente.
Hasta los puntos llegan personas de todas partes del país, inclusive bogotanos, que han logrado conocer un poco de nuestra tierra a través de estos sabores.
“No conozco la costa, pero me han hablado maravillas de la comida de allá y lo comprobé al probar estas sopas, sobre todo las de pescado, que tienen un sabor exquisito”, dijo una cliente.
Algunos ya han convertido ‘las sopas del vecino’ en su comedor de confianza, especialmente los trabajadores que en hora de almuerzo se acercan a deleitarse con su respectivo plato de sancocho.
“Yo vengo de Barranquilla, y aquí es muy difícil encontrar estos sabores de casa, yo siempre que puedo vengo y me tomó una sopita de mondongo o guandú”, expresó un comensal.
Cabe resaltar que, estas sedes están ubicadas en Campiña, la plazoleta del portal de Suba y en El Rincón de la misma localidad.
“Es muy grato ver el recibimiento de las personas que como nosotros llegaron buscando oportunidades y, asimismo, los de los locales que exaltan nuestra cultura”, dijo la joven Eliana Díaz Mercado, quien se encarga de la imagen y administración del negocio.
La precursora de la idea ya está a punto de graduarse de la carrera y tiene el exitoso negocio como proyecto de grado.
“Esto ha sido una completa locura, en seis meses el recibimiento ha sido magnífico, a veces abrimos a las 12:00 del mediodía y ya a las 2:00 de la tarde no hay sopas”, agregó.
Todo esto, lo han logrado en poco tiempo y ante solicitud de la gente planean abrir el ‘sopa móvil’ que estaría paseándose por varios lugares de la ‘nevera’ enamorando a los habitantes ‘a punta’ de sabor costeño.
Hay que destacar que, con este negocio, también le están brindando empleo a otras personas que, como ellos, estaban en busca de oportunidades para subsistir.
Sin duda alguna, esta es una gran historia de superación, que ratifica que quien quiere avanzar, llega hasta la meta, si se esfuerza en cada paso que da con resiliencia e ímpetu, dejando en claro que siempre se puede, mientras haya voluntad.
