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Sexo en el posparto: hay que olvidarse del afán

¿Se le apagó el deseo después de dar a luz? ¿Siente presión por retomar las relaciones sexuales? Tranquila, todo a su tiempo. Después de un parto queda un cuerpo desgastado, hinchado y, en ocasiones, adolorido; de modo que el acto sexual pasa temporalmente a un segundo plano. En diálogo con la revista Cromos, Sara Umaña, de 26 años, y Paola Hurtado, de 23, coinciden en que durante el embarazo tenían sexo con frecuencia, pero en el posparto se sentían cansadas, con ganas de dormir y sin ánimos de tener relaciones sexuales.

“Tuve a mi hijo por cesárea, me dolía todo y me empezó a fastidiar mi esposo… no me daban ganas. Y yo estaba tan rendida de estar pendiente del bebé que cuando él llegaba, yo solo quería dormir. Por otro lado, preferimos hacernos la promesa de no tener sexo durante la dieta por miedo a quedar embarazada otra vez”, dice Sara.

Paola Hurtado opina lo mismo. Ella también temía otro embarazo, sin embargo, su pareja sí le pedía tener relaciones sexuales. “Mi marido me decía que tuviéramos sexo, no me lo exigía, pero de todas formas lo pedía y retomamos las relaciones aproximadamente 20 días después de tener al niño”.

Cada caso es diferente. Hay parejas que se demoran varios meses en reanudar su vida sexual, sin ningún problema. Otras mujeres, en cambio, prefieren retomarla lo más pronto posible, por miedo a que su pareja se aburra de esperar y fije su atención en otras personas.
Para resolver las inquietudes que genera esta etapa, Cromos contactó a Lorena Polanía (psicóloga experta en relaciones de pareja) y a Mauricio Rojas (sexólogo y ginecólogo obstetra).

¿Cómo lidiar con las inseguridades?
Según Lorena Polanía, luego del parto empieza una avalancha de situaciones nuevas. El agotamiento está presente durante varios meses y se intensifica por el cuidado del bebé. Los cambios en el cuerpo son evidentes, los senos duelen y el vientre está lejos de verse como un abdomen plano. Esto sin contar con el declive vertiginoso de las hormonas (cuyo nivel aumenta periódicamente en el embarazo), que ponen las emociones a flor de piel.

“Para lidiar con todos estos procesos es importante informarse sobre los cambios físicos y emocionales que ocurren durante y después del embarazo. Hablar con el médico siempre da un parte de tranquilidad, ya que, aunque sentimos que somos las únicas, todas pasamos por cosas similares. Es necesario conocer los posibles escenarios para que las expectativas que se tienen de la situación sean reales y no se idealice esta etapa como algo que solo enmarque lo bello de la maternidad”, explica la experta.

Agrega que, como factor fundamental, está la comunicación con la pareja, hablar sinceramente de lo que se siente sin juzgar al otro ayudará poderosamente para el fortalecimiento del vínculo.

¿A partir de cuándo es propicio retomar las relaciones sexuales?
De acuerdo con Rojas no existe una fecha definida. “La decisión debe ser concertada entre la pareja, con el adecuado asesoramiento médico… Se deben dejar de lado las búsquedas en Internet para asesorarse porque cada caso es individual y debe ser discutido con el profesional sin ningún tipo de pena o vergüenza, ya que este acto constituye un evento fisiológico normal de los seres humanos”.

El dolor es subjetivo
El miedo al dolor por la penetración es una de las limitaciones inmediatas y puede influir desde lo psicológico.
Para el experto, el dolor no es cuantificable. El umbral de percepción es diferente en cada caso y en ocasiones se asocia al miedo y a la ignorancia, motivada por creencias populares.

Aunque puede existir algún grado de dolor, “es posible superarlo si hay una adecuada preparación para la actividad sexual, una adecuada lubricación y, por ende, una facilidad para la penetración. Sin embargo, enfatizo en que la penetración vaginal no es la única forma de actividad coital, también se puede disfrutar del sexo a través de otros estímulos”, comenta Rojas.

No todo se reduce al sexo
Lorena Polanía asegura que la llegada del primer hijo se considera una de las crisis más fuertes en la relación de pareja. Como toda nueva experiencia, genera miedo y es la suma de sentimientos encontrados. Por mucho que se ame al hijo, es un tercero que llega a la relación, eso debe estar claro. Por supuesto, el pequeño demandará mucha atención, pero no todo debe centrarse en él.

“Hay tres frentes en los que se puede trabajar como factores protectores para que el amor y el erotismo sigan vivos. El primero es que la madre tenga respiros, tiempo para recargarse. El segundo, entender que la paternidad no es una ayuda, sino que siempre debe estar activa, equilibrar el trabajo. Por último, tener momentos juntos, pequeños encuentros que permitan tener presente el aroma de la pareja, las sensaciones que nos produce el otro”.

“No podemos dejar de ser pareja para solo ser padres”, concluye Polanía. Y no todo debe estar mediado por el sexo: existen muchas formas de dar amor, de sentirse amado y de hacer sentir amado al otro.

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