Los barrios adyacentes a la vía alterna al Puerto, viven toda una odisea para conseguir el preciado líquido.
Ubicada entre la Sierra Nevada y el Mar Caribe se encuentra Santa Marta, una ciudad rodeada de grandes montañas y numerosos brazos de ríos que atraviesan de punta a punta todo el Distrito, pero que extrañamente carece del suministro de agua.
Las zonas que más han sido golpeadas por la falta del preciado líquido, son los barrios ubicados sobre la vía alterna al Puerto: Juan XXIII, La Ensenada, Alfonso López, 17 de Diciembre, Bastidas, Altos Delicias, Nueva Jerusalén, entre otros, libran una gran batalla para conseguir una gota de agua para sobrellevar el día.
Santa Marta Al Día atendió el llamado de la comunidad de esta zona y se adentró en lo más profundo de estos barrios, para conocer de primera mano la odisea de sus habitantes para contar con el tan anhelado líquido.
Con carretas artesanales, en burro, en moto o incluso a pulso, la comunidad de este sector recorre largos kilómetros para poder llevar el agua a sus casas.
Tal es el caso de Renzo Montoya, líder del barrio Nueva Jerusalén, quien con el propósito de ayudar a su comunidad y poder sobrevivir en la temporada seca, transporta en su motocicleta aproximadamente 50 viajes diarios, cargando en una canasta dos tanques llenos de agua, los cuales debe comprar a orilla de la carretera.
“Anteriormente, Essmar nos suministraba el agua con frecuencia, pero desde hace algún tiempo todo cambió. Ahora nos toca a todos hacer incluso 50 viajes para abastecer las casas, lo que nos genera un gran gasto económico porque nos toca comprarla” señaló Renzo.
Asimismo, en el sector de Altos Delicias y el 17 de Diciembre, conocimos a ‘Muñeco’, un burro que desde hace diez años carga en su lomo viajes de agua en compañía de su dueño, quien asegura no querer hacer sufrir a su mascota, pero la necesidad lo lleva a tenerlo como ayuda para transportar los pesados tanques.
El clamor de estas comunidades es uno solo: que la empresa Essmar, encargada del acueducto, empiece a trabajar como lo venía haciendo tiempo antes de la intervención y les llegue a sus casas el liquido vital para vivir.