No es un secreto que Marta Lucía Ramírez, vicepresidenta de la República ha sido cuestionada en medios de Santander, por tener como ahijado político a Héctor Mantilla, el escandaloso alcalde de Floridablanca.
Según la prensa regional, el discurso de la Vicepresidenta contra la corrupción se suaviza cuando se habla de la segunda ciudad más importante del departamento oriental.
Lo curioso es que en Floridablanca durante las elecciones se vendió un discurso de total “transparencia” y lucha contra la corrupción, el mismo que pregona el secretario de Transparencia y alcalde encargado de Santa Marta, Andrés Rugeles. Lo particular es que Rugeles se trae en su escuadra de asesores y acompañantes medio equipo Héctor Mantilla, el alcalde cuestionado e investigado por la Fiscalía General de la Nación.
No sólo en Santa Marta hay media selección Mantilla, está Emiro Castro, quien en Floridablanca, es investigado por la Fiscalía General de la Nación, por la presunta celebración indebida de contratos.
Castro, oriundo de El Difícil, Magdalena, tierra rica en cultura y pobre en el servicio de agua potable, es uno de los “pechiches” de la hoy Vicepresidenta de la República; en su paso por el Senado, hizo parte de la UTL de Ramírez; después le trabajó en la carrera hacía la Casa de Nariño y gerenció la campaña de Mantilla a la Alcaldía de Floridablanca.
Emiro Castro, hoy secretario General de Rugeles, parece ser un funcionario que toma decisiones por directrices explícitas de Bogotá, incluso se dice que tiene un celular exclusivo para recibir direccionamientos desde la capital.
Según la denuncia, Castro era el encargado de revisar y autorizar las hojas de vida de todas las personas que están vinculadas o que intentan vincularse a la Alcaldía de Floridablanca y a sus institutos descentralizados.
Pero aparte también se dice que hubo quejas por el acoso y maltrato que Castro propinaba a los trabajadores de la Alcaldía.
Sólo falta ver si lo que sería la disolución de la entrega de la operación del agua y el alcantarillado de Santa Marta, de Veolia a Essmar y la posibilidad que la empresa privada siga manejado el sistema, tenga que ver con direccionamientos que vendrían directamente de la familia Ramírez.
El otro cuestionamiento que queda es si ¿el que manda es Rugeles o todo se basa es en lo que diga Emiro Castro, dependiendo de las órdenes que lleguen a su celular?