Desde la época colonial hasta nuestros días, la capital del Magdalena ha sido testigo de proyectos anunciados con entusiasmo que terminaron en el abandono, dejando a su paso frustración, estructuras inconclusas y promesas olvidadas.
Por: Miguel Manjarrés
Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia, fundada el 29 de julio de 1525, lleva cinco siglos escuchando promesas de progreso que rara vez se materializan. Desde fortalezas coloniales hasta ambiciosos planes modernos de infraestructura, las calles de esta ciudad guardan los restos de proyectos que nunca se completaron.
A través de los siglos, las administraciones han cambiado, pero el patrón de promesas rotas persiste, dejando a los habitantes entre la expectativa y la frustración, en este especial periodístico se repasa los proyectos abandonados y las administraciones responsables, que dejaron el sentimiento de atraso en la ciudad.
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Para entender este patrón de abandono, es necesario revisar el análisis de quienes han estudiado la evolución urbana de Santa Marta, ante esto, la figura de Alberto Hinestroza; historiador y Jorge Elías Caro, Vicerrector de Investigación de la Unimagdalena, se conoció su análisis sobre la que para ambos es la deuda más importante que han tenido con nuestras poblaciones, resaltaron que el abandono a nuestros ancestros y originarios, ha sido un desmarque de nuestra cultura, evadiendo la marca de la historia y por el contrario abandonando la creencia originaria de nuestros pensamientos.

“Se habla mucho de patrimonio lingüístico, pero seguimos priorizando idiomas como el inglés, el francés o el mandarín, mientras que en ninguna parte se promueve el aprendizaje del Kággaba (Kogui), el Damana, (Wiwa) o el Ica (Arhuaco), que son las verdaderas lenguas de este territorio. La marginación que han sufrido durante décadas es lamentable. Respetar nuestra cultura y recuperar estas tradiciones es una de las deudas más importantes que tenemos con nosotros mismos, porque hemos olvidado nuestras raíces”, expresó Elías Caro.
“Hay que respetar nuestro legado patrimonial, Santa Marta tiene un sabor a mundo aquí estuvieron los británicos, los españoles y las colonias y migraciones del siglo XX. Pero, a pesar de estar cumpliendo 500 años, seguimos sin reivindicar el relato principal, repitiendo la exclusión de nuestros ancestros en una celebración que conmemora el medio milenio”, agregó.
Por su parte, el historiador Alberto Hinestroza, en conversación con Santa Marta Al Día, destacó la falta de sentido de pertenencia hacia la ciudad, especialmente entre los jóvenes. Según explicó, muchos no aman su ciudad, porque desconocen su historia, lo que evidencia una deuda cultural que debe ser saldada por parte de los gobiernos. Para Hinestroza, es necesario promover el conocimiento y la valoración del legado histórico y patrimonial de la ‘Perla de América’, como complemento esencial a otras necesidades, como el acceso al agua potable. Esta última, calificada como una de las carencias más apremiantes, ha obligado por años a la población a depender de carros tanque para abastecerse del líquido vital. Sin embargo, insiste en que, con mayor educación y conciencia histórica, las nuevas generaciones podrán construir un futuro más digno para la ‘ciudad dos veces santa’.
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Una línea de tiempo de proyectos soñados pero terminados
1725: Las murallas que defendieron a Santa Marta y hoy yacen en ruinas
El Fuerte de San Fernando fue construido en el año 1725 por orden del rey Carlos III de España, con el objetivo de proteger a Santa Marta de los constantes ataques de piratas y corsarios que azotaban el Caribe en el siglo XVIII. La ejecución de la obra estuvo a cargo del entonces gobernador Juan Beltrán de Caicedo, quien lideró su construcción en un punto estratégico: la punta de La Pedrera, en el cerro de San Fernando, desde donde se vigilaba la entrada a la bahía.

Esta estructura militar formó parte del sistema defensivo de la ciudad y representó en su momento un bastión clave para la protección de la vida urbana y el comercio marítimo. No obstante, con el paso de los años y la falta de conservación, el fuerte fue abandonado.
Actualmente, el Fuerte de San Fernando se encuentra en ruinas, siendo uno de los monumentos coloniales más olvidados de Santa Marta. Su deterioro refleja el abandono del patrimonio histórico y constituye una deuda pendiente en la recuperación de la memoria arquitectónica de la ciudad.
El ferrocarril que prometió comunicarse con Bogotá
(Presidencia de Tomás Cipriano de Mosquera, 1845–1849)
Durante el primer mandato de Tomás Cipriano de Mosquera se planteó uno de los primeros proyectos para construir un ferrocarril que conectara a Santa Marta con el interior del país, aprovechando su posición estratégica como puerto del Caribe. La obra prometía dinamizar la salida del café y futuros cultivos como el banano. Sin embargo, el plan quedó archivado por falta de financiamiento, conflictos políticos y la limitada capacidad estatal. Mientras otras regiones avanzaban, Santa Marta seguía aislada y atada a caminos de herradura.

Años 2000: la eterna crisis del agua
A comienzos del siglo XXI, Santa Marta volvió a ilusionarse con una solución estructural al problema del agua potable. Durante la alcaldía de Hugo Gnecco Arregocés (2004-2007) y bajo el mandato presidencial de Álvaro Uribe Vélez, se anunció en 2005 un plan para modernizar el acueducto de la ciudad, contemplando el aprovechamiento de fuentes hídricas provenientes de la Sierra Nevada, entre ellas el río Guachaca. Sin embargo, la ejecución del proyecto se vio empañada por cuestionamientos a los procesos de contratación, trabas administrativas y falta de voluntad política para su continuidad. Desde entonces, cada campaña política ha revivido la promesa del agua, pero en 2025, la realidad persiste, decenas de barrios samarios aún carecen del servicio, dependiendo de carrotanques y soluciones improvisadas.

Ante este panorama, el alcalde Carlos Alberto Pinedo Cuello ha asumido el compromiso de brindar una solución definitiva al problema del agua en Santa Marta. Desde su campaña, ha manifestado su intención de enfrentar esta histórica deuda con los samarios. Actualmente, lidera gestiones ante el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el Gobierno Nacional, la Empresa de Servicios Públicos, Essmar y otros actores, con el fin de lograr el financiamiento necesario para mejorar el sistema de acueducto, se espera que esta iniciativa permita llevar agua potable a miles de hogares que aún carecen del servicio, beneficiando especialmente a las comunidades más vulnerables.

Finalmente, a lo largo de su historia, la ‘Perla de América’ ha sido una ciudad atrapada entre promesas de transformación y realidades que no terminan de cambiar, cada generación ha escuchado discursos de desarrollo, mientras los problemas estructurales se reciclan con nuevos nombres.
Hoy en su Quinto Centenario, más que conmemoraciones, la ciudad exige acciones que respondan al rezago acumulado, porque más que celebrar su antigüedad, lo que necesita es asegurarle un futuro digno.
