En el Rodadero Sur, los manjoles se desbordaron y ahora corren libres por las calles, mientras ESSMAR parece disfrutar del paisaje. Entre olores insoportables y quejas vecinales, Santa Marta suma otro ejemplo del abandono de sus servicios públicos.
En Santa Marta, los residentes del Rodadero Sur conviven en un “spa” de aguas negras que brotan sin control desde el sistema de alcantarillado.
Según denuncias ciudadanas, al menos seis manjoles permanecen rebosados desde hace varios días, generando malos olores, contaminación y riesgo sanitario en la zona.
El panorama es desolador: calles convertidas en charcos pestilentes y un ambiente imposible de soportar. Según los denunciantes, la situación ocurre a pocos metros de una estación de bombeo de la Essmar, cuyos funcionarios parecen ignorar por completo la emergencia.
Los vecinos aseguran que la Essmar ha sido informada en repetidas ocasiones, pero no ha tomado medidas efectivas para detener el flujo de aguas servidas.
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“La respuesta siempre es la misma: promesas, visitas técnicas y nada más. Aquí estamos respirando podredumbre”, dijo un residente indignado.
La falta de mantenimiento en el sistema de alcantarillado ha provocado que los manjoles colapsen con frecuencia, especialmente durante las lluvias. A pesar de las constantes denuncias, la empresa de servicios públicos guarda silencio, confirmando la percepción ciudadana de que la entidad se ha vuelto experta en mirar hacia otro lado.
Lo irónico —y preocupante— del caso es que este foco de contaminación se encuentra en uno de los sectores turísticos más importantes de Santa Marta.
Visitantes y locales aseguran que la fetidez es insoportable y que el agua contaminada corre por las calles como si se tratara de un arroyo urbano.
Mientras tanto, la ciudad que presume ser “mágica por naturaleza” suma otro episodio vergonzoso a la lista de desastres operativos de la Essmar.


