Nicolás Barros Gómez, un joven oriundo de Santa Marta, sufrió un grave accidente mientras trabajaba en una obra en Polonia. Ahora enfrenta una parálisis irreversible y fue abandonado por su empleador. Clama ayuda desde una clínica en Europa.
El sueño de un mejor futuro terminó en tragedia para Nicolás Barros Gómez, un joven deportista colombiano oriundo de Santa Marta, quien viajó junto a su pareja a Polonia con la esperanza de progresar. Sin embargo, tras un accidente laboral en una obra de construcción en la localidad de Samos, quedó paralítico y ahora enfrenta una dura realidad sin respaldo ni apoyo.
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Mientras realizaba trabajos de instalación de estructuras metálicas, una bomba de hormigón cayó sobre la cabeza de Nicolás, causándole lesiones severas en la columna cervical, específicamente en las vértebras C6 y C7. El impacto lo dejó sin movilidad del pecho hacia abajo.
“Vine aquí a cambiar mi vida, a buscar una oportunidad, pero me encontré con una realidad muy diferente”, expresó desde la cama de una clínica privada en Polonia, donde permanece postrado, con un soporte para estabilizar su tronco y múltiples puntos de sutura en la cabeza.
Vive una parálisis irreversible
A raíz del accidente, Nicolás perdió completamente la movilidad de sus piernas, sufre limitaciones para sostenerse en pie y también presenta afectaciones en uno de sus brazos. Su recuperación es lenta, dolorosa y, hasta el momento, sin garantías médicas ni legales.
“Mi vida cambió para siempre”, expresó con voz quebrada, mientras su pareja lucha cada día para mantenerlo estable, sin contar con los recursos necesarios ni el respaldo de nadie.
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El drama de Nicolás no termina en su condición física. Según denunció su compañera sentimental, ni la agencia que lo contrató en Colombia ni el empleador en Polonia han asumido ninguna responsabilidad. Asegura que fueron abandonados por completo, sin cobertura médica, sin apoyo económico y sin orientación legal.
“Necesitamos ayuda urgente. Vinimos con un sueño y nos encontramos con esta pesadilla. Él está sufriendo, y no tenemos a nadie aquí”, afirmó su pareja, quien se ha convertido en su única cuidadora en un país extranjero.
La pareja de Nicolás hace un llamado a los colombianos de buen corazón para que brinden ayuda económica o legal, que les permita afrontar esta etapa crítica. “No pedimos caridad, pedimos humanidad. Él no merece estar así, solo, sin respuestas, sin justicia”, señaló.
