En su retorno, luego de más de 20 años de ser sacados por la violencia, esta comunidad vive en medio de necesidades y problemáticas.
Este año ya se cumplen 21 años de la trágica tarde del 7 de junio de 1999 en el que las Autodefensas acabaron con Salaminita, corregimiento del municipio de Pivijay, Magdalena, y aunque desde hace 3 años las familias comenzaron a retornar, la desolación, el abandono y el desgobierno ahora son las ‘armas’ que los tienen sin servicios básicos como el agua.
Ya son 20 familias las que han puesto en pie sus viviendas en la tierra que hace más de 20 años les fue arrebata, todo gracias a una sentencia en la que además de darles sus lotes, se contemplan directrices claras para los gobiernos departamentales y locales, que hasta el sol de hoy no se han cumplido.
Una de ellas y que es la que más les aqueja a los habitantes del nuevo Salaminita, es la instalación de los servicios públicos, en especial el agua, pues la luz les tocó obtenerla tomándose las vías de hecho.
Lesa Daza una aguerrida mujer, que de la mano de otros luchó hasta conseguir el anhelado retorno a la tierra que los vio nacer, le contó a Santa Marta Al Día que “le damos gracias a Dios por habernos permitido regresar, pero aquí hay muchas familias y necesitamos que se cumplan lo que dice la sentencia, nadie puede vivir sin agua. Eso es lo que más nos preocupa en este momento, la falta del líquido y las enfermedades que se han generado porque el que se estamos tomando no es apto”.
En su relato enfatizó que las 20 familias, los 26 niños y 14 adultos mayores están tomando el agua de jaguey, lugar en el que también llegar las vacas y otros animales, “ese lugar además de estar en una finca privada, tiene muchas bacterias ya hay varios niños y adultos enfermos con diarreas y problemas de piel”.
A esto se suma que la gran parte de la población de Salaminita es adulta mayor, por lo que es complejo tener que ir hasta un sitio que queda a más de un kilometro con pimpinas en los hombres para poder abastecerse del líquido.
Daza relata con dolor que “no entiendo cómo es posible que después de tanto que hemos padecido, aquí no llegue nadie del gobierno, sí, nos dieron la sentencia, pero no podemos vivir solo con eso. En el 2019 hicimos una reunión con Aguas del Magdalena, y les contamos a ellos que en pueblo hay un pozo profundo el cual puede ser la solución, quedaron en analizar si el agua era apta, pero nunca más volvieron”.
La líder de Salaminita agregó que es “triste ver que se están muriendo los adultos mayores sin ver las recompensas de tantas luchas, lo más justo es que el Gobierno ayude a este pueblo que tanto ha sufrido”.
Lesa Daza, Elvia Crepa y todos los pobladores de Salaminita hicieron un llamado al nuevo Gobernado del Magdalena, Carlos Caicedo, para que los visite y vea de cerca la dura realidad que enfrentan.
“Salaminita siempre ha sufrido con lo que nos pasó, hoy le exijo al gobernador y al alcalde, que nos cumpla con la sentencia. No tenemos agua y tampoco una vivienda digna, dense cuenta de que la mayoría de nosotros somos adultos mayores, no tenemos vivienda, agua y estamos viviendo con muchas necesidades”, expresó Elvia Crepa.
Las esperanzas de los habitantes de esta tierra golpeado por la inclemencia de la violencia guardan sus esperanzas en los nuevos gobiernos que asumieron su mandando el pasado 1 de enero, piden ser tenidos en cuenta y que se les cumpla con lo que las justicia les otorgó.