Un fallo ordenó la reposición de los predios a comunidades de la etnia Chimila, asentadas en Sabanas de San Ángel, Santa Marta, El Copey y Valledupar.
Un fallo judicial de restitución de tierras favoreció a 360 familias indígenas de la etnia Ette Ennaka, que se encuentran en los departamentos de Magdalena y Cesar.
La sentencia ordena restituir 2.463 hectáreas en los municipios de Sabanas de San Ángel y Santa Marta; El Copey y Valledupar.
La decisión judicial fue socializada ante las autoridades de los resguardos que conocieron una a una las medidas aplicadas en la etapa de posfallo, con las que se busca el restablecimiento al goce efectivo de los derechos territoriales de estas comunidades.
La primera medida, adoptada por el Juzgado Cuarto de Descongestión Civil del Circuito Especializado en restitución de tierras de Santa Marta, fue la de amparar y restituir los derechos territoriales que le asisten al Pueblo Ette Ennaka (Chimila) respecto del resguardo Cacahueros – en adelante Issa Oristunna; los asentamientos Ette Butteriya y Nara Kajmanta, en el departamento de Magdalena; e Itti Takke y Diwana, en el departamento de Cesar, los cuales fueron afectados por la violencia.
Para la protección de la propiedad colectiva y la consecuente seguridad jurídica del territorio, las autoridades ordenaron culminar con el proceso de ampliación, restructuración y saneamiento del Resguardo Issa Oristunna, así como medidas de acceso, interconexión y tránsito con el asentamiento Ette Butteriya, ubicado en Sabanas de San Ángel (Magdalena).
El gobernador del pueblo Ette Ennaka, Víctor Alfonso Rojano, afirmó que “quedó claro el alcance de las órdenes, las entidades responsables y la necesidad de concertación previa entre las autoridades gubernamentales e indígenas, como elementos fundamentales para la materialización de la sentencia”.
Por su parte, la directora territorial de la Unidad de Restitución de Tierras Cesar- Guajira, Claudia Mireya Manotas Mejía, aseguró que con la socialización se busca reivindicar los derechos territoriales de esta comunidad indígena que requiere preservar sus costumbres, realización de sus ceremonias espirituales tradicionales y la visita a sitios sagrados, entre otras órdenes.
La restitución de los derechos territoriales también llegó a los pueblos ubicados en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, especialmente en las cuencas vecinas y circundantes de Ariguanicito, Fundación, Nabusímake y la Ciénaga Grande de Santa Marta; y hacia el sur, desde las cuencas de Ariguaní, El Copey, Caracolicito y Bosconia, estas últimas en el departamento del Cesar.
En 1994, el pueblo Ette Ennaka sufrió las consecuencias de la violencia, de los grupos guerrilleros y las AUC que tuvieron influencia en la zona.
Esta situación recrudeció los señalamientos y desencadenó el desplazamiento de gran parte de la población, hacia las actuales comunidades Nara Kajmanta, Itti Take y Diwana, ubicadas en los dos departamentos.