El joven fue baleado a pocas horas de haber vuelto a Bucaramanga. Su crimen habría sido ordenado desde la cárcel.
Un sueño convertido en tragedia. Robert Steven Niño Silva, de 32 años, viajó a Estados Unidos con la esperanza de construir un mejor futuro y, una vez establecido, regresar a Bucaramanga para llevarse a su novia y darle una mejor calidad de vida.
Sin embargo, al volver a su ciudad natal, encontró una realidad que nunca imaginó: su pareja tenía una relación con un hombre privado de la libertad, quien, al enterarse de su regreso, habría ordenado su asesinato.
El crimen ocurrió en el barrio San Rafael de Bucaramanga, donde sicarios lo interceptaron y le dispararon a quemarropa, dejándolo sin vida en el lugar.
Según versiones preliminares, Robert habría recibido una llamada de una mujer angustiada que lo hizo salir de su casa, sin saber que lo estaban esperando para matarlo.
Las primeras investigaciones apuntan a que el homicidio fue orquestado por alias “Pichi”, el recluso con quien su novia mantenía una relación y a quien visitaba con frecuencia en prisión.
Se presume que, al enterarse del regreso de Robert, ordenó su asesinato como una venganza personal.
