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Santa Marta

Rebosamientos de aguas negras: el ‘fantasma’ que siempre ronda en Santa Marta

A pocos días de iniciar la temporada de Semana Santa y con ella la llegada de miles de visitantes, la ciudad presenta una emergencia sanitaria que no es nueva, sino más bien una ‘vieja’ situación que se mantiene a pesar de los años y los anuncios de ‘soluciones’.

La actual emergencia sanitaria que se registra en el Centro Histórico de Santa Marta con el rebosamiento de aguas negras a causas de los daños en dos equipos de bombeo en la Estación de Bombeo de Aguas Residuales – EBAR, debido a fallas eléctricas y averías en una de sus piezas, pone nuevamente en la lupa de ciudadanos y autoridades el ‘fantasma’ de esta problemática que durante no menos de dos décadas viene azotando a la capital del Departamento.

Si se preguntara a los samarios cuál esa problemática de ciudad que consideran es la que más requiere intervención su respuesta inmediata sería el rebosamiento de aguas negras en las calles, una situación que se vuelve repetitiva y que a pesar de los anuncios de soluciones por parte de los gobiernos local y nacional, las calles y barrios de la ciudad continúan siendo escenario de emergencias sanitarias derivadas de este problema histórico, que no solo amenaza la salud pública, sino también el desarrollo y la calidad de vida de sus habitantes.

Desde hace varias décadas, los habitantes de Santa Marta han tenido que lidiar con el constante rebose de aguas negras, una situación que se agrava con el paso de los años y que se ha convertido en un verdadero obstáculo para el progreso de la ciudad. Este problema ha afectado principalmente a sectores como El Rodadero, Pescaito y el Centro Histórico. Las aguas residuales que escapan de los sistemas de alcantarillado han provocado un deterioro en las condiciones de salubridad, y en ocasiones, estos reboses se mezclan con aguas lluvias y contaminan áreas residenciales y comerciales, creando un ambiente insalubre y peligroso para los habitantes.

TRES MIL REBOSAMIENTOS ENTRE 2023 Y 2024

Precisamente, si se hace un análisis de las denuncias ciudadanas de rebosamientos de aguas negras en años anteriores, en el 2023 y 2024 según reportes de prensa de medios de comunicación de la ciudad, se registraron más de tres mil situaciones denunciadas, algunas fueron atendidas en tiempo record, otras por su parte significaron varias jornadas de atención y afectaciones en la salud y el medioambiente.

Este fenómeno ha sido motivo de denuncias continuas por parte de los ciudadanos y organizaciones comunitarias, que claman por una respuesta efectiva y urgente. A pesar de las promesas de los gobiernos de turno, tanto locales como nacionales, las soluciones han sido insuficientes y parciales. Las autoridades han anunciado en diversas ocasiones la implementación de proyectos de modernización y expansión de la infraestructura del alcantarillado, así como la construcción de nuevas plantas de tratamiento, sin embargo, la ejecución de estos planes ha sido lenta, y los resultados no se han visto reflejados en la mejora de la situación.

El impacto de este problema no solo se limita a la salud pública. El desbordamiento de aguas negras afecta la imagen de la ciudad, especialmente en su rol como destino turístico. Santa Marta, que ha sido reconocida como una de las principales joyas turísticas de la región Caribe, ve mermada su competitividad al no poder garantizar condiciones mínimas de higiene y seguridad en algunas de sus zonas más visitadas. La presencia de aguas residuales en la vía pública genera una sensación de descuido y falta de compromiso por parte de las autoridades, lo que afecta la confianza de los turistas y puede generar una disminución en el número de visitantes, crucial para la economía local.

LAS PROMESAS Y LA REALIDAD

Hace menos de un mes las autoridades distritales con bombos y platillos anunciaron el inicio a una de las obras de mayor impacto para la ciudad en el marco de sus 500 años: la rehabilitación de la Estación de Bombeo de Aguas Residuales -EBAR- Norte con una inversión de $31.892 millones 919 mil 244, recursos invertidos por el Ministerio de Vivienda.

El proyecto se informó garantizará que la estación donde confluyen todos los colectores y sistemas de aguas residuales de Santa Marta, Gaira, Rodadero y zonas aledañas, opere de manera eficiente y confiable, reduciendo los desbordamientos en el Centro Histórico, la avenida Santa Rita o calle 22 y sectores como: Pescaíto, El Boro, Olaya Herrera, Bellavista, Los Cocos, La Tenería, Sociedad Portuaria y varios más.

Sin embargo, la implementación de estos proyectos aún no ha iniciado y, quizás como en muchos otros proyectos, los tiempos de ejecución sean a largo plazo. Mientras tanto, los ciudadanos continúan padeciendo la falta de un sistema eficiente que garantice el adecuado manejo de las aguas negras.

En el plano nacional, el gobierno central ha asignado recursos para obras de infraestructura en varias ciudades del país, entre ellas Santa Marta. No obstante, la urgencia de la situación parece no ser correspondida con la rapidez que demandan los samarios. La falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y la desorganización en la ejecución de las obras siguen siendo problemas recurrentes.

UN FUTURO INCIERTO

Este panorama genera una profunda preocupación entre los samarios. A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades, la promesa de soluciones definitivas parece más una quimera que una realidad tangible. Los residentes de los barrios afectados siguen enfrentando no solo la contaminación, sino también la posibilidad de que en cualquier momento una nueva emergencia sanitaria desborde la capacidad de respuesta de los servicios públicos.

En este sentido, es fundamental que tanto los gobiernos local como nacional adopten medidas concretas y efectivas que permitan solucionar de manera definitiva el problema del rebose de aguas negras en Santa Marta. Es imperativo que se agilicen los procesos de contratación, ejecución y supervisión de obras, y que se contemple a la ciudadanía como un actor fundamental en la identificación de soluciones que respondan a las verdaderas necesidades de la comunidad.

Santa Marta no puede permitirse seguir siendo el escenario de un problema que, por su gravedad, ya debería estar superado. Es hora de que los esfuerzos se traduzcan en soluciones reales para garantizar que los samarios y los miles de turistas que visitan la ciudad cada año puedan disfrutar de un entorno limpio, saludable y seguro.

Por Giancarlos Villarreal Larios

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