Si usted pensaba que el kilovatio bajaba por algunas declaraciones entregadas, se volvieron como la canción de Silvio Brito: solo promesas.
El costo por kilovatio hora ha alcanzado su punto más alto en lo que va del año, generando una profunda preocupación en el sector energético.
La situación del sistema eléctrico en Colombia se encuentra en un estado de alerta máxima, debido al alarmante incremento en el costo de la energía. Este jueves, 3 de octubre de 2024, el precio por kilovatio hora (kWh) ha llegado a un pico histórico de 1487,0 $/kWh, una cifra que ha encendido las alarmas no solo entre los usuarios, sino también entre los agentes y generadores de energía.
De acuerdo con César Lorduy, presidente de la Comisión Nacional de Energía (CNE), la progresión de los costos en los últimos meses es inquietante. «¿Así o más jodidos?» expresó con evidente frustración al publicar los detalles de la escalada en las tarifas eléctricas. Los datos son contundentes:
El 1 de julio, el precio era de 121.79 $/kWh.
Para el 1 de agosto, aumentó significativamente a 426.21 $/kWh.
El 1 de septiembre, la tarifa ya había escalado a 575.68 $/kWh.
Hoy, 3 de octubre, el valor se disparó a 1487.0 $/kWh.ç
Este panorama se evidencia en la gráfica publicada por el presidente de la CNE, donde se observa cómo la generación de energía proviene principalmente de fuentes térmicas, hidráulicas y, en menor medida, de energía solar y cogeneración. La demanda diaria proyectada alcanza su máximo durante las horas de la tarde y la noche, cuando el uso de energía térmica domina el suministro.
La preocupación radica en que el precio de escasez activación, un índice que marca el límite en el que se considera que hay un déficit energético, se ha mantenido relativamente bajo en comparación con el costo marginal que, como se ve en la gráfica, sigue una línea ascendente preocupante. A esto se suma que la promedio del costo marginal se encuentra en 951,25 $/kWh, reflejando una tendencia que no muestra señales de estabilización.
Uno de los puntos más críticos es la dependencia de las plantas hidroeléctricas, como Chivor y Jaguas, que a lo largo del día han mostrado costos elevados en su generación, sobre todo en las horas pico. A estas se suman otras plantas importantes como Sogamoso y Miel 1, que también están sujetas a un incremento en los costos debido a la alta demanda.
En este contexto, no solo se afecta la estabilidad del sistema eléctrico, sino también el bolsillo de los colombianos, quienes verán reflejado este incremento en sus facturas de energía. A pesar de que se han hecho esfuerzos por diversificar la matriz energética con energía solar y otras fuentes renovables, estas aún no representan una solución suficiente ante la crisis actual.