El académico español, quien años atrás fue noticia en Santa Marta tras caer en la indigencia, asegura que nunca cometió los delitos que se le atribuyeron y adelanta procesos judiciales para que se rectifique la información publicada sobre su vida. Hoy intenta rehacer su camino desde el anonimato, realizando trabajos universitarios y luchando por su recuperación personal.
El nombre de Francisco José de la Hoz Rodríguez volvió a sonar en Santa Marta, esta vez no por su pasado como profesor ni por las imágenes que hace unos años lo mostraban en situación de calle, sino por su propósito de limpiar su imagen ante la opinión pública y las instituciones que —según afirma— lo difamaron.
En entrevista con Santa Marta al Día, el docente español aseguró que ha iniciado una serie de procesos judiciales contra la Universidad del Magdalena y algunos de sus exdirectivos, con el fin de que se rectifiquen los señalamientos que lo vincularon con supuestos casos de acoso sexual, hechos que, asegura, “han sido completamente desmentidos y probados falsos”.
“Ni he cometido ningún delito ni he estado implicado en ningún caso de acoso sexual. Lo que dice la universidad es totalmente falso”, sostuvo de la Hoz, quien explica que el origen de la información fue un comunicado emitido por la institución en 2020, en el que —según él— se intentaba justificar un incumplimiento laboral.
De acuerdo con su versión, uno de los firmantes de aquel comunicado, actual profesor de la universidad, reconoció en un acto de conciliación que los hechos relatados “no tenían nada que ver con conductas delictivas ni sexuales”.
Actualmente, el profesor de la Hoz adelanta acciones legales por calumnia, injuria, falso testimonio y ocultamiento de pruebas. Afirma que entre los denunciados figuran directivos y exdirectivos del alma máter.
“Busco que se sepa la verdad de lo que pasó, que se reconozca la responsabilidad en aquellos hechos y que se restituyan mis derechos laborales y personales. El daño que se me hizo es incalculable”, expresó.
Entre la esperanza y la supervivencia
Tras los episodios que marcaron su caída social y mediática, Francisco de la Hoz dice que hoy intenta rehacer su vida con discreción.
“No vivo en la pobreza extrema. Realizo pequeños trabajos para estudiantes, algunas labores informales y cuento con la ayuda de amistades y vecinos. Mi salud es buena, aunque el desánimo por la lentitud del proceso es inevitable”, relató.
El profesor reconoce que, pese a las dificultades, mantiene su rutina con cierta estabilidad. “Siempre tengo para la alimentación, el tinto y el cigarrillo, que son mis únicos vicios”, dice con una sonrisa resignada.
Un pedido de rectificación
De la Hoz insiste en que su propósito no es atacar a los medios, sino pedir una rectificación responsable. “No busco sanciones ni compensaciones de los medios. Solo que informen la verdad y se reconozca que nunca tuve inconvenientes como profesor”, puntualizó.
Su caso, que en su momento generó controversia y titulares nacionales, hoy refleja la otra cara de la historia: la de un hombre que, tras haberlo perdido todo, intenta que la verdad judicial y mediática le devuelva lo que más valora: su nombre y su dignidad.
