Este fin de semana denunciamos a los ‘pela gatos’, unos sujetos que fueron pillados despellejando unos felinos en el mercado de la ciudad.
En la ciudad de Bastidas crece de manera vertiginosa un fenómeno que por más dolientes que tenga es poco lo que desde el gobierno local han podido hacer. La sobrepoblación de animales en condición de calle es apenas una de las tantas manifestaciones de esta coyuntura que pareciera no tener frenos, a pesar de cientos de ideas que conforman las 96 páginas de la política pública distrital de ‘Protección y Bienestar Animal 2018 – 2043’. Las ideas son llamativas pero parecen una quimera y no pasan a la realidad, pues, más que buena voluntad lo que se necesita es eficacia y prontitud en lo que se promete.
El antiguo polideportivo, el Parque San Miguel y el abandonado Estadio Eduardo Santos, hoy son los botaderos de gatos y perros más grandes que tiene la ciudad, sin desconocer las especies encontradas en trochas y caminos destapados de la ruralidad. Los animalistas desde siempre han discutido sobre los jugosos contratos que se firman entre la alcaldía y privados para desconectar a gatas y perras en edad gestante y que no dan los resultados, esto sumado al déficit que existe de esterilizaciones dado que según esta misma política pública durante los 3 primeros años el 10% de la población de estas razas domésticas debieron estar desconectadas, pero no ha sido así.
Apenas en 4 años el distrito suma 11.547 esterilizaciones de cerca de 48 mil que ha debido conseguir entre 2018 y 2021, o sea, 12 mil anuales. De acuerdo con el Ministerio de Salud y Protección Social la cantidad de animales en cada territorio se determina teniendo presente el censo poblacional del DANE, y concluye que en Colombia por cada 7 personas hay 1 perro y por cada 15 personas hay 1 gato. Teniendo en cuenta lo anterior hasta este año para el Distrito de Santa Marta la población estimada es de 78.140 perros y 36.465 gatos, un incremento de 22.981 especies con relación al 2020.
Otro panorama que le preocupa a la Veeduría de Bienestar Animal son los procesos postoperatorios de las cirugías que realizan en las jornadas pagadas por el distrito, señalan que además de utilizar hilo convencional para suturar a los pacientes las recuperaciones en un alto porcentaje terminan en lesiones graves y hasta el fallecimiento del animal, sin contar lo que ocurre en los albergues de la administración porque los veedores aseguran que no les han permitido el ingreso a los mismo.
De esta crisis no debe ser desconocida la responsabilidad de los samarios quienes se olvidan que la tenencia de una mascota significa un compromiso social toda vez que los seres vivos hacen parte de una cadena biológica, no se entiende a los gatos y perros por muy domésticos que sean, separados de esta verdad natural. Por consiguiente, no se concibe al ser humano que se inventa la forma para dejar en cualquier lado a estos animales, que hasta en los contenedores de basuras han llegado a parar.
Y se busca asimilar que la judicialización por maltrato animal sea una salida enredada para estos abandonos, pero si la justicia está abrumada y congestionada con los delitos ya establecidos, que apropósito cojean en la mayoría de ellos, ahora pensemos ¿Cuándo harán cumplir la ley a quienes abusan de la jerarquía sobre los animales?
Este fin de semana denunciamos a los ‘pela gatos’, unos sujetos que fueron pillados despellejando unos felinos en el mercado de la ciudad, aterra este hecho, pero más preocupa que la carne de estos hoy sea consumida por algunas personas y utilizada como carnada de pesca por otras. Se requiere un compromiso de la institucionalidad y de la sociedad en general.
Viendo todas estas denuncias tal vez muchos se preguntarán ¿Quién es el animal, el gato o el perro, que no tiene la capacidad para razonar y elegir sobre las cosas, o el hombre que pudiendo hacer el bien no lo hace?
