Mientras Estados Unidos defiende la operación como parte de su estrategia antidrogas en el Caribe.
El presidente Gustavo Petro cuestionó con firmeza el ataque militar realizado por Estados Unidos contra una embarcación en el Caribe, señalada de transportar droga y que dejó once personas muertas.
El mandatario colombiano calificó la acción como un “asesinato” y recalcó que su gobierno combate el narcotráfico mediante capturas y procesos judiciales, no con bombardeos.
El ataque ocurrió el 2 de septiembre en aguas internacionales, cuando una operación de las fuerzas estadounidenses impactó una lancha rápida que, según su versión, transportaba drogas desde Venezuela.
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Washington aseguró que las personas fallecidas pertenecían a redes criminales transnacionales, mientras que Caracas denunció un montaje y acusó a Estados Unidos de manipular pruebas.
En su pronunciamiento, Petro advirtió que los principales afectados en este tipo de acciones no son grandes narcotraficantes, sino jóvenes pobres que terminan siendo utilizados como transportadores.
Aseguró que Colombia, pese a enfrentar por décadas el flagelo de las drogas, ha optado por judicializar a los responsables sin recurrir a la fuerza letal desproporcionada.
Mientras Estados Unidos defiende la operación como parte de su estrategia antidrogas en el Caribe, el gobierno de Venezuela lo considera una violación al derecho internacional y ha advertido sobre posibles represalias.
El pronunciamiento de Petro se suma al debate sobre los límites del uso de la fuerza en la lucha contra el narcotráfico, abriendo un nuevo capítulo de discusión sobre la proporcionalidad, los derechos humanos y el impacto social de estas medidas.
