El rector de Unimagdalena es docente por vocación y considera que los directivos nunca deberían dejar de ser profesores.
La docencia es una vocación que no se debe perder nunca ha dicho constantemente el rector de la Universidad del Magdalena, Pablo Vera Salazar, porque para un docente compartir conocimiento con sus estudiantes y brindarles nuevas visiones del mundo se constituye en uno de los mayores logros y motivaciones profesionales.
Siguiendo esa proclividad, el rector Vera inició sus clases, a pesar de las múltiples responsabilidades que demanda dirigir una institución cercana a los 30 mil miembros activos: estudiantes, docentes, administrativos y responsables de las demás funciones.
“Estamos muy contentos por la recepción que han tenido los muchachos, ver la universidad llena de estos jóvenes nos entusiasma, y en mi caso, como docente de la Facultad de Ingeniería, este reencuentro con la cátedra de introducción a la carrera es una buena oportunidad de conectarse nuevamente con los estudiantes, con sus expectativas y, sobre todo, hacer ese tránsito frente a lo que se espera, a lo que espera la sociedad de los ingenieros civiles en este contexto post Covid”, señaló.
Es el amor por la docencia y la responsabilidad para enseñar que llevan a Vera Salazar a poner en práctica no solo su visión de lo que se debe hacer en los salones de clases, también la aplicación de modelos que buscan mejorar la educación universitaria a través de herramientas y metodologías que lleven al alumno a adquirir conocimientos que puedan ser aplicables en el campo laboral y personal.
“El papel de la Ingeniería Civil debe permitir avanzar en un desarrollo de la ingeniería más armónico con criterio de sostenibilidad, que prepare el territorio para esa adaptación al cambio, al cambio climático, que enfrente el desafío del agua potable, del saneamiento básico, de la reactivación económica también, pero sobre todo, de incorporar todas esas transformaciones que luego del Covid se dieron, no solamente en los procesos educativos sino también en los procesos productivos”, indicó.
Uno de estos modelos y con los cuales se pretenden fortalecer diferentes asignaturas, iniciando con introducción a las carreras, es el enfoque CDIO, que traduce Concebir, Diseñar, Implementar y Operar, a través del cual se busca generar un aprendizaje basado en proyectos, procurando que desde el primer momento el estudiante asuma nuevos retos con respecto a su profesión.
Por eso para el Rector el desarrollo armónico con el territorio implica que la Ingeniería Civil incorpore tecnología, el uso de la fotografía aérea con drones, el uso de sofwares de modelación mucho más avanzados, pero también, la integración con otras disciplinas.
Además, que los criterios de diseño se ajusten e incorporen temas de bioseguridad y sostenibilidad, los cuales hoy en día no es un cumplimiento normativo sino un imperativo de sobrevivencia.
“Así que para mí es una experiencia muy bonita reencontrarme con nuestros jóvenes, ver cada vez más mujeres en Ingeniería Civil es satisfactorio y, sobre todo, ver las ganas que tienen de retornar a un sistema educativo que les permita construir entre ellos ese sentido de pertenencia con su universidad, pero también, con su profesión” expresó Vera Salazar.