A sus 60 años, sufrió un paro cardiorrespiratorio en la casa de Tigre en la que se había instalado tras su operación en la cabeza. Conmoción mundial.
Luego de su operación de cabeza y posterior recuperación, venía todo mejorando en la vida de Diego Maradona en cuanto a su salud, sin embargo, este miércoles el Diez sufrió una descompensación por la cual varias ambulancias se presentaron en su casa.
El reconocido futbolista se encontraba en San Andrés, un barrio exclusivo y en pleno desarrollo, ubicado entre Nordelta y el complejo Villa Nueva, en el límite entre Tigre y Escobar.
Allí vivió sus últimos días, luego de ser dado de alta de la clínica en Olivos, en una casa especialmente adaptada para que pudiera continuar con su tratamiento luego de la operación a la que fue sometido.
Dentro de una de esas casas, el campeón del mundo en México 86 afrontó un largo tratamiento por su adicción al alcohol. “Estamos evaluando los detalles para ver los pasos a seguir, lo que sí queda claro es que esto recién comienza y que tenemos que continuar con un tratamiento”, dijo a la prensa Carlos Díaz, psicólogo y miembro del equipo médico que lo atiendió en la clínica Olivos.
La locación elegida no fue casual. A pocos metros de allí vive Gianinna Maradona, la persona que se erigió como líder familiar en esta cruzada por recuperar a su padre. Además, también era necesario encontrar un domicilio cercano a la clínica Olivos.
Pero ni estas comodidades ni todo el plan para su recuperación fue suficiente y este miércoles el jugador más importante en la historia del fútbol argentino y uno de los más importantes del mundo dijo adiós.