De acuerdo con el relato de la denunciante, les cambiaron los del abuelo por restos recientes.
Una verdadera odisea vivió una mujer quien, en compañía de sus familiares y allegados, arribaron hasta el cementerio San Miguel con el fin de llevar a un osario los restos de su madre, para que descansaran sus huesos junto a los de su padre y abuelo.
Sin embargo, María Teresa del Valle se llevó una indeseable sorpresa cuando destaparon el osario y descubrieron que lo que quedaba de su padre no está en el lugar.
Además, que los huesos de su abuelo, el cual fue sepultado en el año 1968 lucia aún muy recientes.
“Cuando nosotros fuimos a hacer la exhumación donde estaba mi papá y mi abuelo; mi papá tiene más de 40 años de muerto y mi abuelito también; mi papá estaba en un cajoncito, ahí estaban los huesos y mi abuelito en bolsas plásticas”, manifestó la mujer.
En su relato al femenina señaló que, cuando abrieron el osario le manifestaron que los huesos de su padre no estaban, por lo cual quedó en shock.
“Nos dicen: ‘aquí hay una bolsa’, nosotros pensamos que eran los de mi abuelito, pero cuando sacan los restos de esa bolsa que estaba ahí, la mano estaba entera, roja, como con tendones y llena de gusanos”, acotó María Teresa.
Según lo informado por la mujer, debido a que los restos encontrados no pertenecían a los de su abuelo, por respeto a la persona fallecida optaron por dejarlos al interior del osario, donde también quedaron los de su progenitora.
Con esto la historia no llegaría a su final, días más tarde Del Valle se acercó a las instalaciones para realizar el reclamo por la desaparición de los restos de su papá y su abuelo.
Para sorpresa de la mujer los huesos recién ingresados que querían hacer pasar como los del abuelo, no se encontraban. Es decir, realizaron un nuevo cambio en el osario.
“El día martes en la mañana yo fui temprano y dije que ese muerto no era mío. Cuando sacan los restos que habían metido, sacan unos restos de mucho más tiempo, ya huesos, no estaba la mano. Es decir, cambiaron los restos”, dijo Del Valle.
En medio del dolor que la embarga por no saber del paradero de los restos de sus familiares, indicó que, “a los de mi abuelo los pusieron quién sabe dónde, y los que nos mostraron, cuando los sacamos ya no eran esos sino otros. ¿Qué es lo que están haciendo en ese cementerio? Sé que no somos la única familia que pasa eso, deben tener un negociazo ahí y los muertos de uno tienen que respetarlos. ¿Quién me responde por los restos de mi padre y de mi abuelo?”.
Finalmente, la denunciante añadió que, “me dicen que no responden, que no responden, pero deben responder porque ese muerto que encontramos no debe de tener ni un año, apenas se lo están comiendo los gusanos, y mi abuelo murió en el año 68”.