Una multitud se concentró en la plaza principal de la ciudad entonando cánticos para celebrar la victoria.
Con una velocidad sorprendente y después de 13 años de guerra civil, las fuerzas rebeldes sirias derrocaron al régimen del presidente Bashar al Assad.
En la madrugada de este domingo los grupos armados opositores tomaron control de Damasco, la capital del país, y miles de personas salieron a las calles a celebrar la caída de un régimen que gobernó con “mano de hierro” durante más de dos décadas.
Una multitud se concentró en la plaza principal de la ciudad entonando cánticos para celebrar la victoria.
Rusia anunció que Al Assad “dimitió” y salió del país. Horas antes los rebeldes comunicaron que “después de 50 años de opresión, y 13 de crímenes y desplazamiento forzado, anunciamos hoy (miércoles) el fin de este período oscuro y el inicio de una nueva era para Siria”.
La caída del dictador marcaba un fuerte contraste con sus primeros meses como el improbable presidente de Siria en 2000, cuando muchos esperaban que fuera un joven reformador después de tres décadas del férreo control de su padre. Con solo 34 años, el oftalmólogo educado en Occidente era un aficionado a la tecnología de trato amable.
Pero cuando se enfrentó a las protestas contra su régimen que estallaron en marzo de 2011, Assad recurrió a las tácticas brutales de su padre en un intento de aplastarlas. A medida que el alzamiento derivaba en una guerra civil, recurrió a su ejército para bombardear ciudades controladas por la oposición con apoyo de aliados como los regímenes de Irán y Rusia.
Su partida pone fin al régimen de la familia Assad, que duró casi 54 años. Sin un sucesor claro, sume al país en una gran incertidumbre.