Desde los 14 años vive de este hermoso oficio.
Entre el mar de playa Salguero y el río Gaira, vive Luis Ramón Jinez Florín, un pescador que desde pequeño se ha hecho amigo del afluente, para sobrevivir a partir de los recursos que este le ofrece.
Luis, más conocido como ‘Lucho Picua’, es un maestro de la pesca que, a partir de las necesidades y obstáculos que le ha puesto la vida, ha desarrollado habilidades inimaginables.
Desde sus 10 años, empezó a combatir contra los duros golpes de la vida al perder a su padre, quien murió ahogado en las aguas del río Magdalena.
Ante este terrible suceso, tomó las riendas del hogar junto a su madre, siendo el mayor entre sus hermanos, por lo que le tocó dejar la escuela a los 14 años.
“Estudié poco por la responsabilidad que tenía con mis hermanos menores y empecé a pescar a esa edad para ayudar a mi familia”, expresó.
Ellos vivían a las orillas del mar, y recuerda entre las dificultades momentos únicos que al recordarlos le sacan varias sonrisas.
“Mi mamá se colocaba a barrer, miraba para la playa y veía una cantidad de sábalos brincando, enseguida llamaba al vecino que se colocaba a pescar también, para que fuera a recoger ese poco de peces negros”, cuenta entre risas.
Lucho, se crió en un trasmallo lleno de pescadores adultos experimentados, que en su mayoría ya murieron, pero les dejaron grandes enseñanzas, cuando él era aún un niño.
“Yo estaba muy pequeño, había 16 hombres y el único pela’o que era yo, cogíamos hasta 5 y 6 toneladas de machuelo, llenábamos una empacadora y dos camiones, que se iban con los peces hacia Barranquilla”, dijo.
Desde ese entonces, está enamorado de la pesca artesanal y todas las actividades que conlleva la práctica del oficio, porque ha escrito los mejores momentos de su vida.
“Una vez, en la casita donde me críe sentimos una bulla como si estuviera lloviendo y nos asomamos, había una cantidad de jurel y lisa en el mar, por lo que salimos a pescar y cogimos más de 200”, continuó contando.
Por su gran talento y desempeño a la hora de pescar, este pescador de Gaira empezó a participar en concursos desde sus 16 años, destacando significativamente por las técnicas y capturas de grandes peces.
“Cada vez que competía ganaba, recuerdo que aparecía en varias revistas que rendían homenaje al oficio que aún conservo”, expresó.
Esto, lo llevo a ganar grandes premios como el del festival de pesca artesanal de la Fiesta del Mar 2016, al pescar un Marlín de gran tamaño, obteniendo un millón de pesos.
La gran hazaña cuenta que se dio en una gran persecución sigilosa detrás del morro de El Rodadero.
Cabe resaltar, que este gran hombre, aparte de pescar, ha aprendido a hacer botes e incluso tejer atarrayas y hamacas.
“Yo empecé a hacer botes de madera cuando vi que un señor los hacía un poco feos. Yo aprendí a hacerlos más bonitos”, continuó relatando entre risas.
Las personas comenzaron a enamorarse de los botes, por lo que vendió algunos por precios económicos.
El que más recuerda lo apodo ‘El Tiburón’, un bote grande de madera que simulaba la figura de un ‘platanito’ y era muy cómodo para viajar.
Después empezó a desarrollar nuevas técnicas utilizando partes de las motos marinas para construir estas embarcaciones.
Lucho comenta que gracias a Dios, nunca ha sufrido accidentes en el mar y que no se aburre de él, tanto así, que casi todos los días come pescado en el desayuno, almuerzo y cena.
A sus 72 años, dice que seguirá pescando hasta que Dios le dé fuerzas, ya que aún se siente con gran resistencia y velocidad.
Este estilo de vida, lo mantiene en pie, por lo que es reconocido entre el gremio de pescadores y sin duda alguna quedará en la memoria de muchas generaciones como ‘el eterno pescador gairero’.