Geólogos advierten que la falla Oca-Ancón sigue acumulando tensión, con riesgo de un sismo mayor en occidente venezolano.
Los fuertes movimientos telúricos registrados entre el miércoles y la madrugada de este jueves en el occidente de Venezuela con epicentros en Zulia y magnitudes que superaron los 6 grados generaron pánico en varias ciudades, incluida Caracas, y pusieron nuevamente sobre la mesa el riesgo de un gran terremoto en la zona.
Expertos advierten que la reciente actividad no es aislada, sino parte de un proceso continuo de acumulación de energía en el sistema de fallas Oca-Ancón.
El Servicio Geológico Colombiano confirmó el registro de todos los eventos sísmicos, que se produjeron en cuestión de horas y fueron sentidos en distintos puntos del occidente venezolano. El más fuerte ocurrió pasada las 11 de la noche del miércoles: un temblor superficial de magnitud 6,3 con epicentro a 44 kilómetros del municipio de San Timoteo, en el estado Zulia.
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Aunque no se han reportado víctimas fatales, las autoridades indicaron que hubo cortes de energía, daños menores en viviendas y gran temor en la población. La Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) continúa monitoreando la zona.
Temblores se mantendrían repitiendo
Sobre esta situación se pronunció Luiraima Salazar, ingeniera geóloga de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien en su artículo El gran sismo del occidente venezolano, otra amenaza pendiente advirtió que este tipo de enjambres pueden indicar un proceso de liberación de esfuerzos tectónicos en segmentos de la falla con antecedentes de terremotos de gran magnitud.

“El sistema de fallas Oca-Ancón es uno de los más activos y peligrosos de Venezuela. Estudios paleosísmicos han determinado que el siguiente sismo de magnitud Mw ~7,5 ya está retrasado en el segmento de Ancón, al este del Lago de Maracaibo”, explicó Salazar, citando investigaciones del Dr. Frank Audemard, especialista en sismotectónica.
Este sistema de fallas, que se extiende por 265 kilómetros desde el noreste de Colombia hasta el noroeste de Venezuela, recorre la Guajira y la Serranía del Perijá. Su tasa de desplazamiento anual, estimada en 2 milímetros, es superior a la de otras fallas en el país, lo que aumenta su potencial sísmico.

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La geóloga recalcó que, si bien no es posible predecir con exactitud cuándo ocurrirá un gran sismo, la recurrencia de eventos moderados y la evidencia geológica son “indicadores de que la región se encuentra en un proceso activo de acumulación de tensión tectónica y de potencial liberación de energía”.
