Más de 155 milímetros de lluvia cayeron en cuatro horas sobre la ciudad, superando los promedios históricos. Decenas de viviendas colapsaron, colegios resultaron afectados y los sistemas de alcantarillado colapsaron.
Santa Marta vivió una de las jornadas más críticas del año a causa del aguacero que azotó la ciudad durante la tarde y noche del domingo 3 de agosto, la intensidad de las lluvias, que iniciaron a las 4:00 p.m. y se extendieron por casi cuatro horas, dejó a más de 50 barrios inundados, provocó múltiples emergencias y obligó a la Alcaldía Distrital a declarar la alerta naranja.
Según el reporte de la administración distrital, en ese corto lapso se registraron más de 155 milímetros de agua, una cifra que supera ampliamente los promedios habituales y que fue calificada como un evento inusual por su magnitud.
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El aguacero estuvo acompañado por descargas eléctricas y ráfagas de viento, lo que generó interrupciones en la movilidad urbana, desbordamientos de canales, afectaciones en viviendas y suspensión del servicio de energía en varios sectores.
Vulnerabilidad expuesta
La Oficina de Gestión del Riesgo y Cambio Climático (Ogricc), en coordinación con organismos de socorro, activó los protocolos de atención y mantuvo el monitoreo constante de las condiciones meteorológicas. No obstante, el torrencial aguacero dejó en evidencia la vulnerabilidad del sistema urbano ante eventos climáticos extremos.
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Sectores rurales como Minca también sufrieron los embates del fenómeno climático, mientras que en zonas urbanas como Ondas del Caribe, Bastidas, Luis R. Calvo, Alfonso López y Chimila, el agua alcanzó niveles alarmantes, en algunos casos llegando hasta los dos metros de altura dentro de las viviendas.
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“El agua nos sorprendió, no hubo tiempo de salvar nada. Solo pudimos sacar algunas cosas antes de que todo quedara bajo el lodo”, lamentó Juan José Vargas, líder del sector de Bastidas.
Barrios más afectados
En zonas como Altos de Las Delicias, Los Fundadores y los alrededores del canal pluvial Bastidas-Mar Caribe, la intensidad de la corriente arrastró basuras, troncos y escombros hasta el interior de las casas, lo que además representa un riesgo para la salud pública.
“Fue una tarde gris, el canal de Bastidas no dio abasto. En la calle 10G de Ondas del Caribe el agua bajó con fuerza desde los cerros y muchas casas colapsaron”, señaló Richard Olmos Villalobos, edil de la Localidad II.
Las lluvias también impactaron a barrios ubicados en la vía hacia Minca, como Villa Toledo, Parques de Bolívar, Las Acacias, Rodrigo Ahumada y El Cisne, donde se reportaron vehículos arrastrados por la corriente, entre ellos un taxi, según testigos.
Sistema colapsado
La Empresa de Servicios Públicos del Distrito, Essmar, confirmó el colapso del sistema de alcantarillado sanitario debido al ingreso desmesurado de aguas lluvias. La red, diseñada solo para aguas residuales domésticas, no resistió la sobrecarga hidráulica, lo que generó el mal funcionamiento de varias estaciones de bombeo.
“La ciudad vuelve a enfrentar los efectos de un sistema sin planificación resiliente. No contar con una red de alcantarillado pluvial independiente ni mantener canales y sumideros agrava las afectaciones durante la temporada de lluvias”, señaló la entidad en un comunicado.
Emergencias en colegios y centros comerciales
En la I.E.D. Laura Vicuña, la lluvia causó daños estructurales como el colapso de cielorrasos, grietas en paredes internas e inundación total de la cancha deportiva, situación que fue denunciada por la comunidad educativa.
Hasta ahora, la Secretaría de Educación no se ha pronunciado oficialmente, aunque se espera una visita técnica en las próximas horas.
Asimismo, el centro comercial Buenavista sufrió filtraciones y acumulación de agua en sus pasillos, lo que obligó a activar un plan de contingencia para evacuar a los visitantes y evitar accidentes.
25 viviendas bajo el agua
En el barrio Bastidas, al menos 25 casas vecinas al canal principal resultaron inundadas, debido al represamiento de residuos que obstruyeron la salida del agua. “Logramos salvar colchones y algunas camas, pero el daño fue grande. Las pérdidas son incalculables”, expresó Cristóbal Scott, líder comunitario.
Mientras tanto, familias como la de Matilde Macías Caro, en Alto Delicias, enfrentaron la emergencia a oscuras, luego de que el servicio de energía colapsara. “Sacamos el agua con escobas y velas porque no había luz. Nunca pensamos que iba a llover así”, relató.
Se requieren acciones urgentes
Las autoridades locales no reportaron víctimas fatales, pero sí cuantiosos daños materiales.
Con la declaratoria de alerta naranja, se espera que se activen mecanismos de evaluación de daños, ayudas humanitarias y obras de mitigación que reduzcan el riesgo ante nuevos eventos climáticos, cuya recurrencia es cada vez más frecuente en la ciudad.
