Los corredores de pobreza de Santa Marta se distribuyen a través de los cerros que rodean la ciudad, las viviendas improvisadas o no, están en alto riesgo de deslizamiento, amenaza que se materializa en temporada de lluvias.
El crecimiento poblacional acelerado, sumado a la escasez de bienes y servicios básicos, ha traído nuevas formas de pobreza a la parte urbana de Santa Marta, uno de sus principales indicadores es la manera en la que sin control se han sobrepoblado los cerros que rodean la ciudad.
Curiosamente la mayor concentración de personas viviendo estos sectores reflejan el mapa de pobreza de Santa Marta; según un estudio de pobreza adelantado por el investigador y economista Adolfo Meisel Roca con base en las medidas de incidencia y número de pobres, los barrios con una mayor urgencia de atención en la Localidad 1 son: María Cecilia, 11 de Noviembre y Timayui I y II; en la Localidad 2: los Fundadores, San Jorge y el Cerro las Tres Cruces; y en la Localidad 3: La Paz, Cristo Rey y La Quemada.
En esta última Localidad, a pesar de que el barrio Gaira concentra un gran número de pobres, la proporción de estos con respecto al total de la población no alcanza a estar en los rangos más altos, razón por la cual no se considera en una situación crítica.
La mayoría de los barrios mencionados están ubicados alrededor de Santa Marta o tienen buena parte de su población ubicada en los cerros en donde la misma personería de Santa Marta solicitó un mayor control.
La personería de Santa Marta fue la última en advertir que “se ha incrementado en el último tiempo, la construcción de viviendas rudimentarias de madera y techo de zinc, son familias enteras que buscan la forma de solucionar el déficit habitacional existente”, por lo que no es extraño que el reporte de damnificados por las lluvias incluya este tipo de viviendas.
El fin de semana reciente dos personas de una familia fallecieron cuando su vivienda en el Cerro de la Virgen en Gaira se derrumbó producto de un alud de tierra, en el Cerro en el que vivían, para coronel Karlotz Albeiro Omaña García, director de la Defensa Civil y Jaime Avendaño encargado de la Gestión del Riesgo, quienes viven en estos sectores siempre serán vulnerables ante la amenaza de deslizamientos.
Además del alud que derrumbó una vivienda en Gaira con consecuencias fatales, la Unidad de Gestión de Riesgo atendió deslizamientos en viviendas ubicadas en las partes altas del barrio Junín, San Jorge, El Pantano, Divino Niño y el barrio Tayrona.
“La mayoría de afectaciones en las viviendas que sufrieron daños en su estructura se dieron por efecto de la escorrentía superficial durante las lluvias, es decir agua lluvia que su filtra en el terreno y provoca los deslizamientos” explicó Jaime Avendaño Camacho.
INVASIONES
Pero las viviendas irregulares en los cerros de Santa Marta es un fenómeno que tiende a crecer y no a disminuir, sólo en el mes de abril la Alcaldía de Santa Marta informó que se estima una cifra de más de 12 mil familias invadiendo las zonas altas y medias de las montañas en diferentes sectores de la capital del Magdalena.
Los invasores son tan conscientes de su actuar ilegal que se determinó que construyen en la noche para radicarse, la mayor parte de esta población sería de origen venezolana, aunque en algunos casos, son residentes locales que construyen improvisadas viviendas para darlas en arriendo a los extranjeros.
En las visitas de campo realizadas por funcionarios de la Alcaldía, fueron contabilizadas 26.361 viviendas que podrían considerarse en zona de alto riesgo por estar ubicadas en las colinas.
Según Gestión de riesgo el mayor número de estas viviendas se concentra en el sector norte donde hay más de 14 mil casas en terrenos montañosos.
CASO APARTE
En otros sectores como Taganga, el problema de la invasión es el mismo, pero con algunos agravantes que no tienen nada que ver con la pobreza. Allí la alerta se centra en las edificaciones que han sido levantadas sin el lleno de los requisitos legales, pues algunas carecen de escrituras y por consiguiente del registro en Instrumentos Públicos.
Durante el año 2018 fueron demolidas seis edificaciones, construidas en zonas de alto riesgo no mitigable y porque, además, se constituían en focos de inseguridad para el corregimiento y bajo el entendido que no se puede construir a partir de la cota 40 porque es terreno de la Nación.