Una de las propuestas que salió de la mesa de trabajo de la ley de financiamiento tiene en alerta a las industrias cervecera y bebidas en general y a los comerciantes de estas en el país.
Dentro de las fórmulas para remplazar la ampliación del IVA a productos básicos de la canasta familiar –luego de que esta idea fue retirada– en las reuniones de ponentes con el Gobierno se planteó el IVA plurifásico a las bebidas gaseosas y cervezas. Hoy, se aplica a cervezas, gaseosas, limonadas y otras aguas tratadas, un IVA del 19 por ciento en su primera fase, es decir, de producción o de fábrica (monofásico).
La cerveza, además, paga un impuesto de 48 por ciento al consumo, que igualmente absorben los productores y cuyo recaudo en 40 puntos se destina a los departamentos y en 8 a la salud. Los licores y vinos pagan, por su parte, un impuesto al consumo departamental que representa el 25 por ciento y un IVA del 5 por ciento.
En la idea que surgió en las mesas de trabajo –y que el gobierno dice que aún no se sabe si se adopta, y que todavía debe tener un riguroso análisis técnico sobre sus efectos– se plantea que, además de los impuestos que ya existen para las cervezas y gaseosas, haya otro IVA para el consumidor final de la bebida.
Sobre esta y otras fórmulas planteadas en la mesa de trabajo con los congresistas, el Ministerio de Hacienda advirtió este viernes en un comunicado que “hasta que no haya una ponencia definitiva del proyecto para primer debate en el Congreso, no se pueden sacar conclusiones sobre los cambios que tenga la iniciativa”.
El planteamiento, no obstante, ya había desencadenado duras reacciones en contra, de los industriales y comerciantes, pero, adicionalmente, abrió de nuevo la puerta a un debate que ya se ha escuchado sobre la necesidad de que ciertos productos cuyo consumo en exceso puede resultar nocivo, tengan un tratamiento que desincentive su consumo.
“Aplicar un régimen de IVA plurifásico a las cervezas y gaseosas sería un tiro en el pie”, señaló Pedro Marún Meyer, presidente del gremio de los comerciantes (Fenalco), en tanto que el vicepresidente de Asuntos Corporativos de Bavaria, Fernando Jaramillo, señaló que el detallista tendría que cobrar el tributo al comprador y subir el precio del producto.
Si bien este tipo de artículos de consumo son objetivo de iniciativas tributarias, por considerarse que no son esenciales y que pueden ser incluso perjudiciales para la salud pública, en esta ocasión, no se ha esgrimido este argumento.
En las discusiones de la pasada reforma tributaria (2016) se planteó la posibilidad de gravar las bebidas azucaradas (gaseosas) como fórmula para impactar su consumo y, de esta manera, reducir los índices de enfermedades, como por ejemplo el sobrepeso y la obesidad, y de muertes.
Uno de los promotores de gravar las gaseosas en el debate de 2016 fue el Ministerio de Salud, en cabeza de Alejandro Gaviria, que durante la discusión señaló que “los comportamientos no saludables le cuestan cada año al sistema de salud 24 billones de pesos, como consecuencia de todas las enfermedades crónicas no transmisibles”.
No es un impuesto nuevo
En la discusión actual de congresistas y gobierno se ha planteado, al igual que las otras posibilidades que se barajan, sencillamente por la posibilidad de ser una fuente de recaudo alternativa ante la decisión de no gravar la leche, la carne, los huevos y otros productos de la canasta familiar.
“El cambio al impuesto no está contemplado con la finalidad de desincentivar el consumo de las bebidas”, explicó uno de los senadores ponentes de la ley de financiamiento que ha participado en las discusiones de la mesa de trabajo.
“No se está poniendo un nuevo impuesto –agregó–, pues esos dos productos (cervezas y gaseosas) tienen IVA. Sucede que son monofásicos. Sólo se cobra en fábricas. Al ser plurifásicos se cobraría en toda la cadena. No se está inventando un impuesto nuevo, sino cambiando la metodología”.
Entre tanto, el presidente de Fenalco advierte un golpe directo a 700.000 tenderos y a más de un millón de familias que dependen de ellos. Y el vicepresidente de Bavaria dice que en la actualidad el productor paga y gira al Gobierno central (la Dian) un IVA de 19 por ciento por la cerveza. Agrega que si se extiende el cobro al detallista y al consumidor, según los cálculos de la compañía, el IVA ponderado será del orden del 26 por ciento. Cálculos de la compañía indican que en total son 4,5 billones de pesos al año en impuestos a la bebida, que representan 0,5 por ciento del PIB.
Voceros de las compañías Coca-Cola Femsa y Postobón –los productores más grandes de gaseosas y bebidas refrescantes del país– coincidieron en que no se van a referir por ahora al tema de posibles impuestos a las bebidas azucaradas en la ley de financiamiento, pues se encuentran haciendo los análisis pertinentes.
A su vez, la Cámara de la Industria de las Bebidas de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) se encontraba reunida en Bogotá este viernes en la noche estudiando las posibles medidas para así fijar una posición.
De otra parte, el presidente Iván Duque dijo este viernes, en Barranquilla, que sigue al frente de la búsqueda de fuentes de recursos, “principalmente entre las personas con muchos más ingresos, con altísimos ingresos, en los dividendos, en las remesas corporativas, en las altas remesas, en los patrimonios de más de 5.000 millones de pesos”.
Ola de rumores
El Ministerio de Hacienda aclaró el viernes que “no se está contemplando aumento alguno en los impuestos a los licores, así como tampoco en la tarifa aplicable a las maderas”.
Así respondió luego de que la Federación de Departamentos dijo que la ley de financiamiento proponía subir el IVA de los licores al 18 por ciento, lo que implicaría un aumento de su precio al consumidor, lo que reduciría las ventas en 11 millones de botellas y golpearía las arcas departamentales en 45.000 millones de pesos.