Pobreza, falta de educación, corrupción y la falta de condiciones mínimas para vivir convierten a Tasajera en un ejemplo palpable de la orfandad estatal.
Tasajera es uno de los corregimientos más conocidos en la región Caribe, está ubicado entre Santa Marta y Barranquilla, parece un lugar en donde el tiempo se ha detenido y su economía realmente no depende de nada sostenible.
El sociólogo Edgar Rey Sininng califica este lugar como un caso llamativo de abandono y discriminación, la falta de condiciones básicas de vida ha vacunado a la población con una fuerza que se hace presente cada vez que sienten sus derechos en extremos vulnerados.
Fred Jiménez de La Rosa es un joven líder de este poblado que define la realidad de Tasajera como una consecuencia de “la falta de oportunidades laborales por culpa de la poca oferta educativa que reciben los pobladores y que deriva en economías familiares reducidas para mantener tres hijos, especialmente en jóvenes que conforman familias a temprana edad”
Para la comunidad y los que ocasionalmente visitan el pueblo, es inconcebible que este territorio carezca de agua para el consumo humano, pese a estar bañado: por la Ciénaga Grande de Santa Marta y por el mar Caribe.
Parece exagerado, pero la empresa de electricidad del Caribe reporta que el 100 por ciento de la población de Tasajera tiene conexiones eléctricas subnormales. No existe el servicio de alcantarillado y solo existen unas cuantas pozas sépticas. El servicio de agua potable no supera el 40 por ciento de cobertura.
La Troncal del Caribe le da el sustento a una buena parte de los habitantes de Tasajera, pero es evidente desde lejos que en este poblado el hambre campea a sus anchas y a sus residentes la pobreza hasta les ha afectado el alma.
Las enciclopedias atribuyen el 90 por ciento de los empleos a la cadena de producción pesquera artesanal, pero desde hace muchos años la pesca ha venido en decadencia por los problemas ambientales que sufre la Ciénaga Grande de donde derivaban su principal sustento.
“La faena de un día de pesca es bárbara y los resultados insuficientes, a veces nulos” comenta Fred Jiménez.
NI EDUCACIÓN NI OPORTUNIDADES
Los jóvenes salen del colegio y se enfrentan a la realidad de no saber qué hacer, la pesca ya no resulta y generalmente la educación universitaria no es una opción, el futuro es sólo un interrogante sin respuesta.
Tasajera cuenta únicamente con una escuela y un colegio, ambos de carácter públicos; estas dos instituciones no cubren la demanda escolar en el corregimiento, lo que hace necesario que las personas que presentan un mejor ingreso en esta sociedad se vean obligado a trasladar a el personal escolar a zona aledañas, entre estos están: Pueblo Viejo o Ciénaga, para hacer posible dicha actividad.
Un estudio adelantado por la Universidad del Magdalena determinó que es notoria la falta de escolaridad en una gran proporción de los habitantes del corregimiento, representados por un promedio bastante representativo en jóvenes lo que arroja elevadas cifras de analfabetismo, ligada por la precariedad en dotación de material didáctico y auxilios de transporte para los estudiantes, al igual que el alto índice de desocupación en la población joven al terminar sin estudios secundarios.
En lo referente a las actividades económicas factores como los bajos precios en la comercialización del pescado y sus derivados y bajos niveles de producción en las fuentes de trabajo que tiene la comunidad representan una notoria disminución en el nivel de ingresos de las familias lo que ha generado que la economía se desestabilice aumentando la situación de pobreza.
Y como si fuera poco reporta falta de adecuación, mantenimiento y arborización de los espacios públicos y el equipamiento comunitario que no suple las demandas y necesidades de la comunidad.
POBREZA Y CORRUPCIÓN
Una de las criticas más comunes sobre este corregimiento son los cimientos de basura sobre los cuales se construyen las casas ante esto la investigadora Sandra Vilardy aclaró que los residentes la usan para rellenar los humedales y poder construir sus viviendas como mecanismos adaptativos ante la carencia de oportunidades.
“La pobreza y abandono actual de Tasajera, no ha sido siempre su historia. Tasajera y Puebloviejo fueron pueblos de pescadores innovadores que incluso exportaban sus productos. El deterioro ecológico de la Ciénaga Grande los empobreció ante la mirada de todos” argumentó Vilardy.
“La manipulación política y burocrática afectó de manera importante a algunas de las organizaciones de pescadores, la disminución de la pesca y la casi desaparición de las ostras, los sumieron en la pobreza y el olvido. Se volvieron un problema de gestión pública que todos evaden” añadió.
La bióloga cuestiona la falta de gestión de quienes han gobernado el municipio del cual hace parte Pueblo Viejo y el Departamento porque en ambos casos Tasajera se convierte en el símbolo de la falta de autoridad, de la desidia y la orfandad estatal.