Su fundación data del 2 de febrero del año 1972, y su nombre se debe al comportamiento pacífico que tuvieron los primeros invasores al llegar a vivir a unos terrenos que habían pertenecido a la adinerada familia Noguera, quienes decidieron abandonarlos. En aquel entonces no hubo presencia de autoridades que intentaran desalojar a los habitantes.
La población subsistía a través del oficio de leñadores, pesca artesanal y venta ambulante en las playas. El asentamiento de viviendas construidas en bahareque estaban ubicadas desde la troncal del caribe hasta la hoy conocida Zona rosa.
Las lámparas de gas eran utilizadas para iluminar los hogares, pues no se contaba aun con fluido eléctrico. Esa necesidad no era ajena a la comunidad, sino que tomaba cada vez más importancia.
El abastecimiento de agua se tornaba problemático para la comunidad, pues no existían redes, acudiendo a la caía por la lluvia para consumirla. Algunas personas llegaban de madrugada a un brazo cercano del Rio Gaira para recoger el líquido.
Al barrio lo conforman sectores como Bella Vista, Vista Hermosa, Vista al Mar, Totumo y Circasia. Era un terreno de aspecto predominantemente seco, con poca presencia de vegetación, donde solo se veían cardones.
Organización y gestión
En el año 1972 se conformó la primera Junta de Acción Comunal, momento en que se adquirió la personería jurídica. Uno de sus primeros colonizadores fue el músico vallenato Francisco Rada Batista, conocido como ‘Pacho Rada’.
En el año 1991 fue construido y entregada la el colegio Jesús Espeleta Fajardo, en honor a quien fuera el presidente de la Asamblea del Magdalena. La aprobación de la licencia de funcionamiento fue un logro de la comunidad y sus líderes.
El programa de mejoramiento de vivienda y saneamiento básico fue conquistado él 31 de mayo de 1995, un macro proyecto gestionado durante 5 años. Se entregaron 425 subsidios y se mejoró la red de acueducto en el sector.
La década del 90 fue de grandes logros, ya que se concretó la red de energía eléctrica, siendo inaugurada la primera extensión de cables, el ingenio y malicia bastó para demostrarle a quien tenía el proyecto, que vivían a oscuras.
La casa quinta
Una de las viviendas que permanece en el tiempo es tipo quinta, al estilo campestre. Hoy es habitada por la señora Marina Espinosa, oriunda de Rio Frio Magdalena, quien llegó a Santa Marta hace 49 años por el trabajo de su esposo.
La casa tiene varias puertas y ventanas, definitivamente la edificación más antigua de La Paz. Su fachada es compuesta por muros y columnas propias de los años 50, adornada por jardines a su alrededor.
Marina llegó a esta casa en el año 1973, cuando era propiedad de un médico ortopedista que se llamaba Luis Ismael Teyo, quien fue su patrón durante mucho tiempo. La vivienda se convirtió en un premio a su esfuerzo y dedicación en su trabajo.
La quinta se encuentra ubicada cerca a la ‘Avenida el limón’, nombre de una finca así denominada, pero esta no es una vía principal, es una calle del barrio considerada emblemática desde tiempo atrás.
Una lider barrial
Gloris Eslava llegó el 13 de marzo de 1988 a La Paz, vivió en Ciénaga hasta los 27 años, y luego decidió venirse para Santa Marta. Es una mujer que siempre tiene ideas para mejorar la calidad de vida de su entorno.
Ella cuenta que algunas de las primeras familias en habitar La Paz fueron las familias Gallo, Sandoval, Gutiérrez, Ruiz, Cuentas, Nepo, Narciso, Tamara, Patiño, Llerena y Rada.
En los primeros años de fundación por la ausencia de un puesto de salud, Gloris se valía de la policía para trasladar o apoyar a quienes presentaran quebrantos de salud y situaciones de urgencia.
Esta mujer sabe lo que significa ser perseguida a causa de buscar bienestar para todos, por ello ha sido amenazada. Tiene el convencimiento del valor de su trabajo cuando alguien se “monta en el caballo sudado” ,con trabajo de otro y sin esfuerzo.