A cinco siglos de su fundación, Santa Marta se consolida como un destino turístico de talla nacional e internacional, al tiempo que fortalece su economía a través del comercio, la logística y el desarrollo urbano. La ciudad más antigua de Colombia celebra su historia impulsando progreso.
Con sus 500 años de historia, Santa Marta se consolida como un símbolo de identidad, resistencia y renovación. Fundada en 1525 y rodeada de paisajes únicos entre la montaña y el mar, la ciudad ha sabido preservar su esenciamientras avanza con paso firme hacia el futuro.
Hoy, la capital del Magdalena se destaca no solo por su belleza natural y valor histórico, sino por el crecimiento constante de sectores productivos como el turismo, el comercio, la logística portuaria y la construcción, que impulsan la generación de empleo y desarrollo.
Turismo con identidad: el alma que mueve a Santa Marta
El turismo es uno de los motores principales de la economía samaria. Su rica oferta incluye el Parque Nacional Natural Tayrona, las playas de ensueño, la historia viva del centro histórico, la mágica Sierra Nevada y pueblos ancestrales como Minca, Pueblito y Palmor.
Cada vez más visitantes nacionales e internacionales llegan atraídos por su mezcla única de patrimonio, cultura y naturaleza, lo que ha impulsado el crecimiento de hoteles, agencias de viajes, restaurantes, experiencias turísticas y nuevos emprendimientos locales.

Santa Marta ha apostado también por un turismo con identidad, que promueve el respeto por el medioambiente, la cultura local y las comunidades que hacen parte del encanto de la región.
Comercio local: dinamismo que impulsa a la ciudad
El comercio, tanto tradicional como moderno, es otro pilar esencial para el crecimiento de la ciudad. Desde tiendas de barrio, mercados, ferias artesanales y comercios familiares, hasta centros comerciales y grandes cadenas, el emprendimiento samario se ha fortalecido y diversificado.
Los samarios destacan por su espíritu emprendedor, su capacidad de adaptación y la creatividad con la que desarrollan ideas innovadoras, generando empleo y dinamismo económico en cada rincón de la ciudad.
Una ciudad que construye su futuro con visión
En los últimos años, Santa Marta ha experimentado una transformación urbanística significativa, con la ejecución de proyectos de vivienda, renovación del espacio público y construcción de obras que aportan a la movilidad y calidad de vida.

La construcción representa uno de los sectores más activos, impulsado por la inversión privada y el crecimiento poblacional. Nuevos barrios, condominios, hoteles y complejos turísticos surgen como muestra del atractivo que representa la ciudad para residentes e inversionistas.
Esta expansión urbanística está acompañada por una creciente conciencia sobre la planificación sostenible y el respeto por el entorno natural.
Logística y conexión: Santa Marta como eje del Caribe
Gracias a su posición estratégica sobre el mar Caribe, Santa Marta se ha consolidado como un importante centro logístico del país. Su puerto, uno de los más eficientes del continente, facilita el comercio exterior y la conectividad marítima con América y Europa.
Las operaciones portuarias generan empleo, inversión y crecimiento en sectores como el transporte, la distribución, las zonas francas y los servicios logísticos, haciendo de Santa Marta un nodo clave en la economía del norte colombiano.
Educación, cultura y sostenibilidad: claves del nuevo siglo
La ciudad también avanza en aspectos sociales como la educación, la cultura y la conciencia ambiental. Universidades, centros culturales, proyectos ecológicos y colectivos ciudadanos fortalecen una visión de ciudad inclusiva, creativa y respetuosa con su entorno.
En sus 500 años, Santa Marta reconoce que el futuro no se construye solo con ladrillos y cemento, sino con educación, participación y compromiso ciudadano. La memoria histórica se preserva no solo en los monumentos, sino en la actitud con la que las nuevas generaciones abrazan sus raíces.

500 años después, Santa Marta sigue floreciendo
Hoy, Santa Marta no solo celebra su aniversario número 500: celebra la vida que late en sus calles, la energía de su gente, y el potencial de una ciudad que ha aprendido a crecer sin olvidar de dónde viene.
Con la mirada puesta en los próximos 500 años, la ciudad se proyecta como un referente del Caribe colombiano: fuerte en su economía, orgullosa de su historia y abierta al mundo con esperanza y determinación.
