La mujer tuvo que colocar llantas y enormes rocas para evitar cualquier emergencia.
“Dios mío, tu qué la me la distes, no me la tumbes”, son las palabras que suplica de rodillas Francia Tapia todas las noches antes de acostarse a dormir.
La mujer, quien es una madre cabeza de hogar y habitante en un cerro del barrio San Jorge junto a sus tres hijos, asegura que se ganó la la lotería con 200 pesos a la edad de 21 años; esta fue su mejor oportunidad para lograr el sueño de construir su vivienda propia en material, sin embargo, cada vez que llueve en la ciudad, esos días son llenos de angustia y miedo, debido al peligro que enfrenta en esta zona considerada de alto riesgo.
Actualmente la casa se encuentra construida en bloque y ladrillo, si embargo, a la mujer se le ocurrió colocar llantas y enormes rocas para evitar cualquier emergencia o derrumbe por deslizamiento de tierra.
La situación de Francia empezó a empeorar debido a las restricciones adoptadas por la pandemia, puesto que de un momento a otro le tocó de dejar de trabajar en el balneario turístico El Rodadero, sitio donde acostumbraba a ganarse la vida vendiendo gaseosas, cervezas y agua. Los 20 mil o 15 mil pesos que lograba recolectar durante el día, le servían aunque sea para comprar la comida diaria.
“Todos los días que llueve le pido a Dios que me proteja, no quiero que se caiga mi casa. Hasta el momento no he recibido ninguna ayuda humanitaria por parte de la Alcaldía, y mis hijos tampoco están trabajando”, dijo Francia.
La mujer también manifestó a través de SANTA MARTA AL DÍA, que por estos días ha sobrevivido ofreciendo productos de mantequilla, los cuales han sido fiados por un allegado a la familia con el fin de facilitarles la alimentación durante la emergencia sanitaria.
Tapia pide una ayuda humanitaria urgente a las autoridades del Distrito, o que la vivienda sea reforzada a través de una intervención por parte de la Oficina de Atención y Riesgo para prevenir cualquier tragedia.