La estructura, que data del siglo XIX de un lado y del XIII del otro.
Los bomberos consiguieron salvar “la estructura” de Notre Dame de París y siguen luchando contra el incendio que derribó la aguja, redujo a cenizas buena parte del tejado y tuvo al mundo en ascuas durante horas.
“Reconstruiremos” la catedral, prometió poco antes de la medianoche del lunes el presidente Emmanuel Macron.
“Se ha evitado lo peor, aunque todavía no hemos ganado la batalla totalmente”, añadió el mandatario francés, visiblemente emocionado, antes de agradecer a los bomberos por haber salvado las dos torres y la fachada del monumento.
“Podemos considerar que la estructura está a salvo y preservada en su globalidad”, informó el comandante de la brigada de bomberos de París, Jean-Claude Gallet.
Era la noticia que toda la ciudad esperaba con el corazón en un puño tras ver las impresionantes imágenes de las llamas devorando el edificio.
“El fuego bajó de intensidad”, declaró el secretario de Estado de Interior Laurent Nuñez, muy aliviado. Poco antes había dicho que no estaba seguro de que se pudiera “frenar la propagación en la torre norte”.
Se desconoce el origen del fuego, que se declaró alrededor de las 6:50 p.m. de París en la parte superior de la catedral y se propagó rápidamente al tejado.
El fuego quemó el techo de madera de más de 100 metros de longitud, conocido como “el bosque” por el gran número de vigas que hubo que utilizar para instalarlo.
Los bomberos indicaron que el incendio está “potencialmente ligado” a las obras y la fiscalía abrió una investigación judicial por “destrucción involuntaria”. Los investigadores privilegian la pista de un incendio accidental.
La enorme nube de humo visible a kilómetros de distancia envolvió el monumento, en el inicio de la Semana Santa.
En poco más de una hora el fuego echó abajo la aguja de 93 metros de alto, uno de los símbolos de París, provocando un grito de horror entre la muchedumbre agolpada en los puentes del Sena y en las calles adyacentes.
Alrededor de 400 bomberos se movilizaron con 18 mangueras tras descartar el uso de aviones cisterna para evitar que la presión del agua provocara un colapso del monumento.