A falta de compromisos institucionales para atender un punto de emergencia, ahora son dos los tramos críticos que amenazan con desaparecer la vía. La comunidad advierte de una nueva zona erosionada.
“La demora nos perjudica”, frase célebre de Diomedes Díaz que se hace vivible y experimentable en la situación caótica advertida desde el año pasado entre Salamina y El Piñón, y a la que los entes de los gobiernos del departamento y la nación obviaron por largo periodo.
El punto erosivo en el kilómetro 2,5 ha sido atendido por el claro riesgo que representa de una posible inundación en la zona. Se tomaron acciones, que parecían generar respuestas definitivas; algunas sirvieron y otras están como al principio de la emergencia, en cero.
Invías ha venido adelantando la habilitación de la bancada que une a los municipios, la Gobernación del Magdalena acompaña las obras y Corpamag, la encargada del dragado del islote que está desviando la fuerza del afluente, no inicia las obras a pesar de haberse radicado unos compromisos. Esto sin saber si las intervenciones de mitigación por la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (UNGRD) se ejecutarán en los plazos asignados.
En este limbo administrativo apareció un nuevo sector socavado, amenazando con causar iguales estragos unos metros al norte de donde se encuentran las maquinarias, en el Tamarindo.
“El río trabaja las 24 horas del días”, frase con la que los salamineros buscan justificar que la crisis no da más compases de espera, pues, los tiempos han sido concertados con anterioridad y ad portas de una tragedia, solo se debe intervenir.
Líderes de la zona han salido en las redes sociales a convocar un movimiento de protesta para tomarse la carretera de oriente en el Atlántico con el fin de que el gobernador Carlos Caicedo, agilice los procesos que desde noviembre prometió ejecutar una vez se posesionara.
No obstante, la destinación de recursos en esta instancia no puede ser una excusa para paralizar las obras, ante la declaratoria de calamidad pública y gozando de las facultades como ordenador del gasto, dadas por la Asamblea departamental en la aprobación del superávit, Caicedo Omar puede corresponder a los pactos que haya lugar para salvaguardar la vida y propiedades de agricultores y campesinos.
Rafael Martínez, jefe de Infraestructura del departamento y enlace de la Gobernación en el Punto de Mando Unificado (PMU) en la ribera, cuestionó las demoras en el dragado donde la UNGRD también tiene una participación, de acuerdo al acta final del Consejo Departamental para la Gestión del Riesgo de Desastres.
¿Qué pasará esta semana? No se sabe, lo cierto es que mientras se integran las voluntades, el río, que no oye, ni ve, ni entiende, sigue su ciclo anormal generando problemáticas que contrario a lo que dice Cormagdalena, en el pueblo creen que no habrá tiempo para recoger las cosas por la velocidad y sagacidad del agua desbordada.